BEIJING 7 Mar. (EUROPA PRESS) -
China espera que el Vaticano no intervenga de ninguna forma en sus asuntos internos, según señaló hoy el mininstro chino de Asuntos Exteriores, Li Zhaoxin, al ser preguntado sobre el reciente nombramiento de un hongkonés como cardenal por el Papa Benedicto XVI, según informa la agencia oficial china Xinhua.
"Esperamos que el Vaticano no mantenga 'relaciones diplomáticas' con una provincia o una localidad de China", señaló el ministro, durante una rueda de prensa en el marco de la actual sesión anual de la Asamblea Popular Nacional (APN, Parlamento).
Según el ministro, Hong Kong es de China y del pueblo chino, que incluye a los compatriotas de Hong Kong. En este sentido, dijo que el Gobierno central chino está contento con los éxitos obtenidos por los compatriotas de Hong Kong bajo el liderazgo del gobierno de la Región Administrativa Especial.
"Respecto a los asuntos de Hong Kong, actuaremos de acuerdo con la Constitución de la República Popular China y la Ley Básica de Hong Kong", subrayó.
Joseph Zen fue ordenado cardenal de Hong Kong por el Papa el pasado 22 de febrero. Tras conocerse su desiganción, el Gobierno chino advirtió al religioso de que no debía involucrarse en cuestiones políticas.
Sin embargo Zen, reconocido crítico de la supresión de las libertades religiosas y políticas en China, aseguró que mantendría su posición crítica, en declaraciones a la BBC tras su designación. "Tengo más de 70 años, hay cosas que son difíciles de cambiar". "Creo que todos tienen derecho a involucrarse en asuntos sociales de nuestras sociedades. Ya que somos también miembros del público en general, cuando tenemos opiniones sobre cualquier tema, debemos tener el derecho de expresarlas", afirmó.
El Gobierno chino sólo permite a los católicos del país que recen en iglesias aprobadas por el Estado, y les prohíbe cualquier contacto con el Vaticano, lo que no impide que en el país funcione una Iglesia católica clandestina, vinculada a la Santa Sede. No obstante, Beijing ha autorizado a los 300.000 católicos de Hong Kong a que practiquen su fe en libertad, de acuerdo con el grado de autonomía prometida a este territorio cuando volvió a estar bajo soberanía china en 1997.