Mujeres del programa cocinas seguras del PMA
PIA SKJELSTAD/WFP
  
Actualizado: sábado, 10 septiembre 2016 9:42

Un programa del PMA les enseña a construir cocinas eficientes que contaminan menos

MADRID, 10 Sep. (Por Daphne Carliez, Programa Mundial de Alimentos) -

Hanan Abdalla Mohamed vive en la localidad de Shagra, en Darfur, Sudán, y tiene seis hijos. Hanan participa en un proyecto del Programa Mundial de Alimentos (PMA) para ayudar a las mujeres a cocinar de forma segura para ellas y sus familias.

Ella es una de los más de dos millones de mujeres en Darfur que se benefician del programa Acceso Seguro a Combustible y Energía (SAFE, por sus siglas en inglés) del PMA.

Hanan recibe formación para fabricar cocinas eficientes en el uso de combustible hechas parcialmente de barro y plantas y para hacer briquetas para alimentar el fuego. Mediante ello, puede incrementar sus propios ingresos al tiempo que ayuda a mejorar tanto la seguridad de las personas como el medioambiente.

Cada año 4,3 millones de personas mueren por problemas de salud debidos a la inhalación de humo derivado del uso de combustibles sólidos. En situaciones de crisis humanitaria, mujeres y niños suelen ser los más perjudicados, ya que inhalan este humo mientras cocinan o usan estufas ineficientes.

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Además, la recogida de leña es una de las principales causas de la deforestación de ecosistemas ya de por sí frágiles. En los casos de crisis humanitaria, esto provoca más degradación medioambiental y tensiones entre las poblaciones asistidas y las comunidades anfitrionas.

Las cocinas, junto con las briquetas que fabrica Hanan como alternativa a la madera, suponen que menos mujeres y niños necesiten caminar largas distancias para recoger leña en Darfur, un viaje que hasta ahora les ponía en riesgo de violencia.

MUJERES MÁS SEGURAS

"Las mujeres en Shagra se sienten más seguras ahora", cuenta Hanan. "Antes, teníamos que recoger leña muy lejos. Las mujeres y las niñas pueden ser violadas incluso si solo se alejan unos pocos cientos de metro de la localidad", añade.

"Si se quedan embarazadas, sus hijos son 'haram' (prohibidos) y sentirán ese estigma hasta que mueran. Ahora salimos menos a menudo y también tenemos alternativas a la leña gracias a las briquetas que fabricamos nosotras mismas", precisa.

Las cocinas tienen otras ventajas frente al uso de un fuego abierto. Así, pueden cocinar mejor los alimentos, no viéndose obligadas a tener que ahorrar en su compra o venderlos para poder adquirir leña, lo que mejora su nutrición y la de sus familias.

Igualmente, el hecho de no tener que ir lejos a buscar leña les permite ganar tiempo y concentrarse en su familia y en el cuidado de los niños, además de ofrecerles la posibilidad de realizar otras actividades con las que generar ingresos adicionales.

PLANTAR ÁRBOLES

Fortalecer los recursos de la comunidad y alejar a las personas de la dependencia en la leña son elementos importantes del programa. Las personas cultivan árboles para producir suministros sostenibles de leña en los bosques comunitarios, por ejemplo.

También asisten a clases de alfabetización y reciben formación en prácticas agrícolas sostenibles. Para Hanan, el dinero extra que recibe de vender las cocinas y las briquetas le permite tener esperanza en un futuro mejor para su familia.

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"A menudo es difícil comprar comida suficiente. Mi marido es agricultor y su ingreso depende de la lluvia cada estación, lo cual no siempre es suficiente para nuestro hogar", cuenta Hanan.

"Con las cocinas eficientes en el uso de combustible y las briquetas que aprendemos a fabricar, podemos tener más ingresos. Las vendemos en el mercado y, con el dinero extra, compramos más comida y de mejor calidad para nuestros hijos además de poder acceder a una mayor variedad", resalta Hanan.

SUEÑOS DE FUTURO

"Ahora tengo grandes sueños para mis hijos y espero que se conviertan en doctores, ingenieros y profesores", confía.

Los programas del PMA en el marco de SAFE han beneficiado a millones de personas en 15 países desde 2009, entre ellos Burundi, Etiopía, Haití, Kenia, Sri Lanka y Uganda, además de Sudán.

Entre 2016 y 2020, el PMA quiere ampliar sus programas SAFE y llegar a más países con problemas de acceso energético, manteniendo su objetivo de llegar a 10 millones de personas para 2020.

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