Crónica Afganistán.- Crisis humanitaria y de seguridad en Afganistán en el sexto aniversario del inicio del conflicto

Actualizado: sábado, 6 octubre 2007 19:15

El grupo de estudios ISN pide que se considere integrar a los talibán dentro de un eventual proceso de paz en la región

MADRID, 6 Oct. (EUROPA PRESS) -

Mañana domingo se cumplen seis años del inicio del conflicto en Afganistán, capitaneado por Estados Unidos y emprendido con la firme intención de derrocar al régimen talibán que en ese momento se encontraba en el poder. La acción inicial fue rápida y contundente: para mediados de noviembre, la cúpula de poder había sido disuelta, y la administración Bush contaba con las simpatías de la comundidad internacional a la luz de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Algunas voces minoritarias, sin embargo, criticaban que la intervención estadounidense era completamente desproporcionada y que estaba orientada hacia el objetivo equivocado. La rapidez inicial de la ofensiva pareció acallar aún más esas opiniones. Pero casi siete años después, la sensación de euforia ha desaparecido y el país sigue asolado por un conflicto cada vez más urbanizado, y cada vez más violento. Sólo la posibilidad de que los talibán se incluyan algún día en un futuro proceso de paz, alimentan las esperanzas de terminar con el conflicto, según el grupo ISN.

URBANIZACIÓN DEL CONFLICTO

El pasado 29 de septiembre, un terrorista suicida detonó una importante carga de explosivos en un autobús del Ejército afgano, acabando con la vida de 28 soldados y dos civiles en el ataque más mortífero ejecutado en Kabul desde junio. El martes, otro atentado contra un autobús de la Policía, también en la capital, mató a 11 personas. Un día después, dos policías murieron y cinco soldados holandeses resultaron heridos en sendos incidentes en las provincias de Ghazni y Urzugán.

Estas operaciones reflejan la nueva estrategia de las milicias talibán, que ahora evitan el conflicto abierto con las fuerzas de la coalición en la medida de lo posible, y que cada vez recurren con más frecuencia a los atentados suicidas o al empleo de bombas de carretera, mostrando una especial preferencia por los centros urbanos. A pesar de la presencia de casi 40.000 tropas extranjeras en el país, la situación en Afganistán es tan difícil que el Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC) sufre más restricciones que nunca para hacer su trabajo, desde que estableció una presencia permanente en 1987.

CRISIS HUMANITARIA TOTAL

Las cifras recogidas por el Centro para la Política y el Desarrollo Humano de la Universidad de Kabul son sobrecogedoras: 60.000 niños afganos son adictos a alguna clase de droga --con especial preferencia por los opiáceos--, otros 100.000 sufren impedimientos físicos bien por malnutrición o por amputación de alguno de sus miembros. Casi 40.000 ejercen la mendicidad, y más de un millón de niños entre 7 y 14 años realizan algún tipo de trabajo en condiciones de esclavitud infantil.

Los datos no terminan ahi. Siete años después de la invasión estadounidense, el país ostenta el puesto 174 de los 178 países que integran el Índice del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la producción anual de opio ha alcanzado, en 2006, un valor de 3.100 millones de dólares --más de la mitad del Producto Interior Bruto legal generado por el país --.

EMPEORA LA SITUACIÓN DE SEGURIDAD

Las pocas mejoras se han apreciado en el norte y en el oeste del país. La situación de seguridad, no obstante, ha empeorado de forma "tangible" en el resto de las zonas, según el ISN, con base en Zurich. Las fuerzas de la OTAN han realizado un progreso apreciable, pero el problema reside en las fuerzas de seguridad afganas, que apenas puede controlar los cuadrantes que abandona la coalición.

El consenso general entre los comandantes de la Alianza Atlántica es la necesidad de un cambio en la estrategia, o de lo contrario las fuerzas extranjeras estarán abocadas a luchar permanentemente contra los guerrilleros.

Este consenso ha llegado en un momento en el que, según la Oficina de Seguridad de Naciones Unidas en Kabul ha considerado que 2007 está convirtiéndose en el peor año desde el inicio del conflicto, en lo que a niveles de peligrosidad se refiere, con la cifra récord de 525 incidentes de seguridad al mes, frente a los 425 de 2006 a estas alturas, teniendo en cuenta que, con la llegada del invierno afganos, los atentados y los ataques suelen disminuir. Un momento que la OTAN podría aprovechar para reconsiderar su estrategia en el país, según ISN. Sin embargo, que el grueso de sus tropas está conformado por los soldados de Washington, y a tenor de la postura del Gobierno de Bush, no parece tal recapacitación vaya a tener lugar.

LUZ AL FINAL DEL TÚNEL

Según ISN, existen tres "débiles" indicadores de nuevos cambios en Afganistán. El primero de ellos reside en la figura del presidente del Gobierno, Hamid Karzai; siempre consistente en su política de incorporar elementos talibán en el Gobierno, una idea que a pesar de las constantes negativas de las milicias, está comenzando a calar en ciertos sectores de la insurgencia.

Otro punto a favor es el establecimiento --lento pero gradual-- de ciertos lazos informales entre Pakistán y Estados Unidos, estableciendo contactos para acabar con los miembros talibán y de Al Qaeda que operan con libertad en el la frontera este del país.

Pero la tercera prueba más significativa de un posible cambio en el país, sin embargo, la dio el ministro de Defensa británico, Des Browne, al afirmar que un proceso de paz permanente en Afganistán necesita de la colaboración obligatoria de los talibán. "En algún punto van a tener que participar, porque no se van a marchar del país, del mismo modo que sospecho que Hamás no se va a marchar" de los territorios palestinos, señaló el ministro durante la convencion anual Laborista de la semana pasada.

Es decir: empieza a existir un reconocimiento de que los talibán no pueden ser ni derrotados ni ignorados. Se ha tardado seis años en llegar a este punto. La única cuestión que ahora queda pendiente, es si en este invierno se puede iniciar algún esfuerzo serio para intentar un proceso de paz que incluya a los elementos talibán. Si al final se descarta esta posibilidad, apuntó ISN, "es muy posible que los seis años siguientes sean aún más sangrientos".