Crónica Alemania.- La comunidad judía crece de nuevo en Alemania seis décadas después del Holocausto

Actualizado: domingo, 1 abril 2007 17:58

Los judíos se debaten entre el pasado y la crisis de de identidad de cara al futuro

BERLÍN, 1 Abr. (EP/AP) -

La comunidad judia, apenas testimonial en Alemania antes de la reunificación, parece volver a prosperar poco a poco. Esta comunidad, compuesta en gran parte por judíos llegados de la antigua Unión Soviética, ha pasado de los 23.000 miembros registrados en 1990 a unos 250.000 en 2007, según el Consejo Central de Judíos de Alemania. De ellos, 110.000 están registrados como miembros de las distintas comunidades religiosas.

"En 2005, más inmigrantes judíos entraron en Alemania que en Israel. Sin la inmigración, muchas de las comunidades habrían desaparecido", afirmó el secretario general del Consejo Central de Judíos de Alemania, Stephan Kramer. Unos 200.000 judíos de la Unión Soviética han emigrado a Alemania desde la caída del Telón de Acero.

Este proceso se debe principalmente a la flexibilización de la normativa migratoria alemana tras la unificación y parece una tendencia firme a pesar del incremento de la violencia de extrema derecha registrado durante el año pasado. La Policía alemana catalogó 18.000 casos de crímenes vinculados a la extrema derecha, un 14 por ciento más que el año anterior.

Berlín es una de las ciudades con una mayor población judía. Cada viernes por tarde Conny Jarosch y su hija de seis años, Alisa, encienden dos velas, alzan sus manos y cierran los ojos para dar la bienvenida al Sabbat con una antigua oración hebrea. El marido de Conny, Siegfried, bendice el vino y el pan mientras su padre, Gerhard, un superviviente del Holocausto de 94 años, entona sus oraciones ante la mesa. Todos pertenecen a una familia de judíos que han vivido tres generaciones bajo el mismo techo.

Este es un Sabbat normal, pero celebrado en una de las comunidades más activas del mundo, ya que la alemana es la que más está creciendo de todo el planeta, según el Congreso Judío Mundial.

Los Jarosch están celebrando, además, la Pascua judía y se muestran optimistas sobre su futuro en un país en cuya memoria sigue aún muy vivo el genocidio de seis millones de judíos.

"Hace veinte años esto hubiera sido imposible en Berlín", afirmó Siegfried Jarosch, un agente inmobiliario nacido y criado en la capital germana. "Sin embargo, ahora disponemos de una impresionante infraestructura, con carnicerías kosher, panaderías, escuelas judías y varias sinagogas", explicó.

Siegfried forma parte del consejo de la sinagoga de la calle Pestalozzi, en el barrio occidental de Charlottenburgo. Su hijo, el pequeño Joshua, de cuatro años, va a una guardería judía y su hija a una escuela primaria también judía. Conny, por su parte, trabaja en casa haciendo cocina kosher.

EL PESO DE LA HISTORIA

Berlín, hogar de judíos famosos como Albert Einstein o Max Liebermann, se ha convertido en el destino de muchos de estos inmigrantes israelíes o americanos debido a su cosmopolitismo en lo que ya se denomina el 'Renacimiento judío'. Hay un total de 12.000 miembros registrados en las comunidades y un total de ocho sinagogas en Berlín. Le sigue de cerca Múnich, con 9.200 miembros y un Museo Judío que se ha convertido en el centro neurálgico de la comunidad.

En Dresde, el pasado mes de septiembre fueron ordenados los primeros rabinos desde la II Guerra Mundial y se celebró la ceremonia como un hito que apuntaba al renacimiento de la vida judía en Alemania, justo 62 años después del fin del genocidio nazi. De los seis millones de judíos muertos, unos 200.000 eran alemanes.

Sin embargo, este crecimiento aún no permite aspirar a reconstruir la floreciente comunidad judía anterior al Tercer Reich que sumaba 560.000 miembros y destacaba por su intensa actividad cultural e intelectual.

Antes del Holocausto había 600 escuelas judías en Alemania, y ahora sólo hay siete. Berlín tenía 120.000 judíos en 1933, un número diez veces mayor que el actual. A pesar de estas cifras el rabino Chaim Rozwaski cree que "es un milagro que los judíos estén regresando para establecerse de nuevo en Alemania".

Este rabino ortodoxo originario de Nueva York llegó a Alemania hace nueve años gracias a la Fundación Americana Ronald Lauder, que busca la promoción y reconstrucción de las instituciones judías en Alemania y en Europa central y oriental.

UNA CUESTIÓN DE IDENTIDAD

Rozwaski, rabino de la sinagoga de la calle Pestalozzi, tiene que lidiar con los problemas cotidianos de judíos supervivientes del Holocausto o con las dudas identitarias de chicos como Alexander Beelitz-Geiman, un adolescente de 16 de padre ucraniano y madre rusa que llegó a Alemania con sólo un año, pero que no se siente identificado con el país. "No me siento en absoluto alemán. Todos mis amigos son judíos", afirma.

Alexander también habla del antisemitismo y de las confrontaciones con inmigrantes musulmanes provocadas por el conflicto árabe-israelí. "Muchos judíos temen decir que lo son porque tienen miedo de que les cause problemas", explica. De hecho, todas las instituciones y comercios judíos, incluso las librerías o supermercados, están vigilados constantemente por la Policía y disponen de protecciones de cemento.

Algunos, como Kramer, dicen que "el antisemitismo en Alemania no es mejor ni peor que el que hay en otros países europeos", pero apunta a que Alemania tiene una responsabilidad especial porque "fue en territorio alemán donde comenzó el Holocausto".

Otros, como Aviv Russ, un israelí homosexual que vino hace dos años a Berlín con su novio desde Tel Aviv, consideran su experiencia mucho más positiva. "Berlín es hermosa y cosmopolita, tiene una gran red gay y muchos de mis amigos son alemanes no judíos", afirmó. Russ es nieto de supervivientes del Holocausto, estudia alemán y presenta un programa de radio semanal que se emite en hebreo a través de una radio pública.

Hay al menos 2.500 israelíes en Berlín, según los datos de la Oficina de Estadística del Berlín-Brandemburgo, y muchos de ellos son jóvenes artistas y músicos. El número real de israelíes que viven en Berlín se desconoce, pero es posiblemente muy superior a esta cifra porque muchos de ellos tienen nacionalidad alemana debido al origen de sus abuelos, huidos de la Alemania nazi.

Como fue criado en Israel, Russ nunca pensó demasiado en su herencia judía hasta que vino a Berlín, donde encuentra constantemente la huella de una cultura judía perdida en el Holocausto. "Me encuentro a mi mismo y a mi propia identidad en esta ciudad. Me siento más judío en Alemania que en Israel", explica.