Crónica China.- Hu recorre el continente africano en medio de una fuerte expectación y con Sudán como principal etapa

Europa Press Internacional
Actualizado: jueves, 1 febrero 2007 15:36

El mandatario chino ya ha visitado Camerún y hoy llega a Liberia, dos países muy interesados en las inversiones y ayudas chinas

BEIJING, 1 Feb. (De la corresponsal de EUROPA PRESS, Débora Altit) -

La gira de Hu Jintao por ochos países africanos se ha convertido ya, sólo dos días después de que arrancara en Camerún, en una de las visitas del líder chino que más expectación y especulaciones ha generado. Se trata de la tercera visita de Hu a África desde su ascenso al poder en 2003, y también de la más larga: doce días repartidos entre ocho países, Camerún, Liberia, Sudán, Zambia, Namibia, Sudáfrica, Mozambique y las Seychelles.

La televisión china informaba hoy del paso del presidente por Camerún, donde ha sido recibido entre multitudes y con los brazos abiertos por su homólogo, Paul Biya, que ha afirmado que "las empresas chinas son bienvenidas a venir e investigar en Camerún en todos los sectores"; los frutos de la visita podrían rondar los 54 millones de dólares en préstamos y ayudas e incluyen diversos proyectos educativos y médicos, según la radio camerunesa.

Hu tampoco ha desaprovechado la ocasión en su primera parada, según las imágenes facilitadas por la televisión pública china, para visitar algunas de las empresas instaladas en el país africano y agradecer su labor, en nombre de todo el país asiático, a las enormes cantidades de nacionales desplazados por razones de trabajo y que escuchaban emocionados a su presidente (China ha sido criticada con frecuencia por "exportar" junto con su tecnología a sus propios trabajadores y no generar por tanto empleo en los países en que se instala).

La parada prevista para esta tarde es Liberia, donde antes de la llegada de Hu la presidenta del país, Ellen Jonson Sirleaf, agradecía ante la prensa china la labor de reconstrucción realizada por los asiáticos en su país.

"Los liberianos nunca olvidaremos la amistad de los cascos azules chinos", cerca del medio millar, que ayudaron a Liberia a reponerse de una guerra civil de diez años.

El comercio entre China y Liberia (países que reestablecieron lazos diplomáticos en 2003, tras el fin de la guerra), creció el año pasado un 155 por ciento y se situó en 375 millones de dólares; pero Sirleaf no desaprovechó la ocasión de manifestar su deseo de que las ventas vayan en las dos direcciones. "No queremos tener sólo un papel: también queremos dar", advirtió la presidenta.

SUDÁN

Pero sin duda la más esperada es la visita de Hu a Sudán, que se producirá mañana y el sábado; es la parada, económicamente hablando, más importante para China, ya que este país suministra a los asiáticos el 8 por ciento del petróleo que consumen.

Pero es, también, la más cargada de contenido político, y no por deseo de China, que defiende a ultranza una política internacional de "no injerencia", es decir, no permitir intromisiones externas en todo aquello catalogado como "asuntos internos" (como sus conflictivas relaciones con Taiwán o sus actuaciones en Tíbet) y, a cambio, no inmiscuirse ni airear los trapos sucios de terceros.

La comunidad internacional ve en China al único país capaz de presionar a Sudán y lograr que detenga la matanza cometida en la rica en petróleo (y de religión no musulmana, al contrario que el gobierno central) región de Darfur, donde Naciones Unidas denuncia que han muerto al menos 200.000 personas y se ha visto obligados a desplazarse otros 2,5 millones de habitantes.

El gigante asiático compra a Sudán cerca del 70 por ciento de su producción de crudo (la cual además sigue creciendo, gracias a las explotaciones de petroleras chinas), suministra armas al gobierno y se niega a respaldar los sanciones defendidas por la ONU.

Y, aunque sigue defendiendo que "siempre ha desempeñado un papel positivo en su intento por resolver el asunto de Darfur, y espera sinceramente que la paz y estabilidad en Sudán se reanuden lo más pronto posible", como señalaba recientemente un alto responsable del Ministerio de Exteriores chino, es poco probable que en esta ocasión pueda escapar a la presión sin dar un paso para lavar su imagen internacional.

La solución previsible será una medida de compromiso, como el envío de cascos azules a la zona, que no satisfará a Occidente por poco clara pero que le permitirá zafarse de las críticas sin poner, en primer lugar, en entredicho su argumento de la no injerencia ni humillar, en segundo, públicamente a Sudán.

LA INDUSTRIA CHINA FRENTE A LA LOCAL

Una vez superado el atolladero de Sudán, la visita de Hu discurrirá sin incidentes y hará frente a problemas "menores", como las protestas vertidas por la industria de países como Sudáfrica, que han criticado que China está acabando con las manufacturas nacionales al inundar el mercado con productos de precios imposibles.

Y es que pocos parecen dispuestos a rechazar las ofertas de gigante asiático, que el pasado otoño prometió al "continente olvidado" doblar las ayudas actuales de aquí a 2009 y concederles en préstamos un total de 5.000 millones de dólares.

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