Crónica Irán.- Ahmadineyad debe cumplir sus promesas económicas para garantizar su permanencia en el poder, según ICG

Actualizado: domingo, 11 febrero 2007 12:15

El grupo de estudios advierte a EEUU de la unión de todas las fuerzas políticas de Irán si la tensión sigue aumentando

TEHERÁN, 11 Feb. (EUROPA PRESS) -

El último informe publicado por el grupo de estudios International Crisis Group (ICG) determina que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ha fracasado a la hora de cumplir las promesas que le llevaron al poder, y que el varapalo experimentado en las elecciones municipales del pasado diciembre podría llevar a una radicalización aún mayor de su postura si Estados Unidos continúa presionando al Gobierno de Teherán sobre su programa de enriquecimiento de uranio, una actitud que el grupo no recomienda, ya que el dirigente emplea esa animadversión para ocultar los muchos errores de su política interna, y un movimiento en falso podría desencadenar la unión de todos los grupos políticos que están actualmente enfrentados, en contra de Estados Unidos.

El documento, que califica la política de Ahmadineyad como "tumultuosa", señala que a pesar del énfasis que la comunidad internacional ha puesto en la actitud del presidente iraní de cara al exterior, el destino de su presidencia también deberá "apoyarse en su política interna". Fue elegido en virtud de sus promesas de "justicia económica" y un "Gobierno libre de corrupción", pero los resultados, según el grupo de estudios han sido, hasta el momento, "decididamente mixtos".

Si bien el aumento del precio del petróleo ha facilitado un mayor gasto en programas sociales, en general el informe concluye que el presidente "ha sido incapaz de cumplir sus promesas". Ahmadineyad todavía no termina de estar completamente asentado en el cargo, y con frecuencia se ve obligado a enfrentarse a otras instituciones iraníes. Como se demostró en las pasadas elecciones municipales y para el Consejo de Expertos, el presidente iraní mostró que cuenta con oponentes tanto en la línea conservadora como en el gran público.

El grupo de estudios señala que Ahmadineyad llegó al poder en 2005 con "unas atrevidas ambiciones populistas" que fueron inmediatamente "alteradas" por un Parlamento cuyos miembros proceden de otro ambiente cultural y que rechazaron, en un movimiento sin precedentes, la mayoría de candidatos presentados por el victorioso presidente a las carteras ministeriales.

POLÍTICAS DE DIFÍCIL INCORPORACIÓN

Sus políticas, abruptamente impuestas por su nuevo Gobierno, han recibido la oposición de organismos más tecnócratas como el Banco central o la Organización de Planificación y Gestión, y algunas de ellas incluso han terminado discurriendo por sentido contrario, lo que motivó encendidos discursos presidenciales contra "los funcionarios corruptos" y los "saqueadores privados", que han levantado las iras en la esfera pública y privada, sin que hasta el momento el presidente haya realizado cambios concretos en lo que se refiere a aperturismo y responsabilidad gubernamental.

En lugar de orientar su Gobierno hacia esos dos puntos mencionados, ICG destaca que "el nombramiento de aliados cercanos a posiciones para las que no están cualificados", junto con la creación de contratos mil millonarios a favor de la Guardia Revolucionaria Iraní han provocado que pesen sobre Ahmadineyad la sospecha de "sectarismo" o "favoritismo político".

De puertas para fuera, el protagonismo de Ahmadineyad en la escena internacional es indudable. El programa de enriquecimiento de uranio desarrollado por Teherán ha dado paso a un "fervor nacionalista", según ICG, alimentado por una política populista, que se basa en la subvención permanente de fuerzas como la mencionada Guardia Revolucionaria y su "hermana pequeña", las milicias basij con el objetivo de fortalecer su posición en el poder y, finalmente, reforzar los cimientos de la República contra la presión internacional y defenderse de una posible acción militar estadounidense o israelí.

El presidente iraní ha manifestado en numerosas ocasiones su deseo de borrar a Israel del mapa de Oriente Próximo, así como su negación del Holocausto judío durante la segunda Guerra Mundial. Esa postura esta costando a Ahmadineyad puntos ante la opinión pública, y el peligro de caricaturizar su figura ante la comunidad internacional. Si su predecesor, Jatami, era considerado como más "pasivo y conciliador" Ahmadineyad es, según el grupo de expertos, "demasiado atrevido", un rasgo político que "es mucho más dañino y serio a largo plazo".

Así, las próximas elecciones de 2009 serán, una vez más, "el árbitro definitivo" del futuro político de Irán, y nadie conoce este factor mejor que el actual presidente, que ha construido su actual posición política a través de las críticas a los dos Gobiernos anteriores. La victoria depende de dos factores: que conserve intacta la coalición que le llevó al poder y que logre aislar las tensiones internas. Paradójicamente, Estados Unidos podría ser su mayor aliado.

IRÁN CONTRA ESTADOS UNIDOS

Respecto a este punto, ICG considera que la escalada de tensiones entre Irán y Estados Unidos por el programa de enriquecimiento de uranio cumple una doble función que beneficia al actual presidente iraní: restaurar la unidad entre la élite política y ocultar a su pueblo sus continuas incompetencias en lo que a política económica se refiere. Por su parte, EEUU señala que las criticas que recibe el dirigente iraní desde dentro de su propio país son una prueba fehaciente de que la presión está surgiendo efecto.

Esta idea es cierta hasta un determinado punto. Si bien los enemigos de Ahmadineyad crecen y se fortalecen conforme aumenta la presión internacional sobre el programa nuclear de Teherán, una intervención directa de la comunidad internacional, léase militar o de caracter económico, provocará la unidad de todos los grupos políticos en torno al actual presidente para evitar la desaparición de la República Islámica. En resumidas cuentas, ICG considera que una escalada militar, por describir el peor escenario posible, "fortalecería a los radicales y daría comienzo a un contraataque iraní que en pocos meses estaría fuera de control".

Un político iraní lo expresa con toda claridad: "Si tenemos que elegir entre libertad individual y soberanía nacional, elegiremos esta última. Esperemos que no tengamos que elegir".