Crónica Israel-Sharon cumple un año en coma profundo mientras Oriente Próximo continúa en máxima tensión

Actualizado: miércoles, 3 enero 2007 19:57

El sucesor de 'El Halcón' no cuenta con demasiado apoyo popular, según muestra una encuesta que revela que el 77% de los israelíes no aprueba su gestión TEL AVIV, 3 Ene. (EUROPA PRESS) -

Hoy se cumple un año desde que el ex primer ministro israelí Ariel Sharon, sufriera varios infartos cerebrales que le dejaron hasta el momento postrado en una cama en coma profundo. Lejos de haber cambiado, la situación en Israel y en todo Oriente Próximo ha continuado tensándose tras la salida de Sharon del Gobierno, con un primer ministro, Ehud Olmert, que no parece estar demasiado bien valorado por su pueblo, según la última encuesta publicada hoy, amén de las guerras de este verano libradas contra la milicia chií Hezbolá en Líbano, la ofensiva sobre Gaza que terminó con una tregua tras la masacre de Beit Hanun, y un enfrentamiento casi diario con Irán y su programa nuclear, que amenaza con acabar haciendo explotar la situación en la región.

El pasado 4 de enero de 2006, el ex primer ministro Ariel Sharon, líder indiscutible del partido por él creado meses antes, Kadima, y de la política israelí por su tendencia de "mano dura", sufrió varios derrames cerebrales que le dejaron postrado en una cama, horas antes de que fuera a ser sometido a una operación quirúrgica. Días antes, a Sharon ya le había dado un aviso su organismo, y había sufrido una apoplejía, pese a lo cual decidió volver al trabajo.

Así perdía Israel a uno de sus líderes más polémicos y de carácter más fuerte de las últimas décadas, que fue capaz de provocar los peores momentos para la región, como la Segunda Intifada desencadenada tras su visita en el año 2000 a la explanada de la s mezquitas en Jerusalén --tercer lugar santo de peregrinación para los musulmanes-- o de implantar decisiones duras para el propio pueblo hebreo, como la retirada de la Franja de Gaza en el verano de 2004. Amado por unos y odiado por otros, lo que queda claro es que ya pocos se acuerdan de él, y ha quedado relegado al olvido de su cama en el hospital Shiba de Tel Aviv, donde permanece ingresado desde que se estabilizó su situación, aunque son pocas o nulas las esperanzas de que el líder de Kadima despierte de su sueño profundo.

OLMERT: POPULARIDAD A LA BAJA

Sharon fue declarado oficialmente incapacitado para ejercer su cargo en abril de 2006, cuando ya su sucesor, Ehud Olmert, se había alzado con la victoria electoral en Israel. Sin embargo, Olmert no puede estar tranquilo, pues no sólo la tensión en Oriente Próximo continúa aumentando, sino que ahora parecen ser sus propios electores los que comienzan a criticar sus actuaciones. Una encuesta reveló hoy que el 69 por ciento de los israelíes opinan que las habilidades de liderazgo de su primer ministro no son buenas, y el 77 por ciento se mostraron insatisfechos con su labor como primer ministro.

La encuesta realizada por el Instituto Dahaf para el Canal de la Knesset (Parlamento) ha sido publicada cuando está a punto de cumplirse un año desde que inició su gestión tras la enfermedad de Olmert.

El 47 por ciento de los interrogados daría a Olmert un grado de gestión "buena", frente al 30 por ciento que le concedería una gestión "muy mala". Sólo un 1 por ciento consideró que la gestión del primer ministro hebreo fue "muy buena".

Asimismo se examinaron las habilidades de liderazgo de líder de Kadima. El 69 por ciento de los encuestados consideró que estas no son buenas, frente al 31 por ciento que dieron otras opiniones.

A la pregunta '¿Cómo puntuaría la resistencia de Olmert a la presión?', el 62 por ciento aseguró que no gestiona la presión, mientras que el 37 por ciento afirmó que sabe manejarse bien bajo presión.

Además, el 74 por ciento de los participantes dijo que el proceso de toma de decisiones del primer ministro es insatisfactorio, frente al 26 por ciento que se consideró "justamente satisfecho" con Olmert en este punto. En este sentido el 60 por ciento de los israelíes dijo no tener una opinión muy alta de su mandatario, frente al 30 por ciento que sí la tenía.

Preguntados sobre qué sería necesario para que cambiara su opinión del primer ministro, un 45 por ciento señaló que mejoraría su percepción de Olmert si despidiera al ministro de Defensa, Amir Peretz. Un 4 por ciento dijo que no apreciaría este hecho, mientras un 51 por ciento dijo que este hecho les sería indiferente.

Olmert además no ha vivido su mejor año. Desde la enfermedad de Sharon, el primer ministro ha participado en una guerra, en el sur de Líbano que tampoco ha sido demasiado bien vista por los israelíes. El 80 por ciento de los encuestados dijo que no se tuvieron en cuenta todas las consideraciones necesarias antes de tomar la decisión de ir a la guerra, aunque el 56 por ciento consideró que estaba justificada.

Además, aumenta día a día el criticismo contra el jefe del Estado Mayor del Ejército, Dan Halutz, que ayer hubo de reconocer que se cometieron "fallos" durante el conflicto, aunque, una vez más, se negó a apearse del burro y aseguró que no dimitirá de su puesto.

Por otra parte, la situación con los vecinos palestinos tampoco ha hecho más que empeorar. Desde la retirada de Gaza, Israel ha sido incapaz de controlar los lanzamientos de misiles Qassam desde la pequeña franja a territorio israelí, pese a que ha tratado de detenerlos con una invasión incluida el pasado verano, que tuvo su culminación con la masacre de Beit Hanun, en la que murieron más de 20 personas, en su mayoría niños, por un "error de cálculo" de la maquinaria de guerra hebrea.

La tregua entre milicianos en Gaza y el Ejército hebreo fue la única consecuencia positiva que se pudo sacar de la masacre, que una vez más ponía al Gobierno hebreo entre la espada y la pared por sus actuaciones en violación de los Derechos Humanos, hechos que le han valido al país de Olmert seis condenas en el Consejo de Derechos humanos de la ONU en algo más de seis meses.

Y por si la situación no era suficiente, Israel debe enfrentarse además a la amenaza de Irán y su programa nuclear. La retórica del régimen iraní, que ha abogado en numerosas ocasiones abiertamente por la destrucción del Estado hebreo, y su negativa a suspender su programa de enriquecimiento de uranio, que Tel Aviv sospecha se quiere utilizar para hacerse con armamento nuclear, no hace más que añadir un poco más de leña al fuego a la explosiva situación que se vive en la región.

En definitiva, y pese a que muchos piensen que con Sharon las cosas hubieran sido diferentes, Olmert se enfrenta al nuevo año que comienza tenso y no tiene vistas de cambiar por el momento.