Crónica Tailandia.- ICG advierte del incremento de fuerzas paramilitares en la lucha contra los separatistas del sur

Actualizado: sábado, 27 octubre 2007 18:50

Los grupos de seguridad civiles están mal organizados, y no terminan de encajar con la población a la que intentan proteger

MADRID, 27 Oct. (EUROPA PRESS) -

La costumbre de Gobierno tailandés de emplear milicias civiles y fuerzas paramilitares para controlar la situación en el conflictivo sur del país es un arma de doble filo que carece de fácil solución, según el grupo de expertos en política internacional, International Crisis Group, que entiende que, a pesar de la importancia histórica de estos grupos, muchas veces cometen abusos innecesarios contra la población, y son étnicamente diferentes a la mayoría étnica del sur, lo que provoca una sensación de desconfianza.

Por todo ello, el grupo recomienda al Gobierno tailandés que efectúe una rápida revisión de cada una de estas milicias, y supervise su actuación más estrechamente, aparte de mejorar el entrenamiento de sus propias fuerzas militares y policiales, para evitar tener que recurrir a civiles incapaces de mantener una situación de seguridad.

En conjunto, el ICG entiende que "la progresiva confianza que el Gobierno tailandés deposita en sus fuerzas paramilitares y en las milicias civiles afectan negativamente a los esfuerzos para contener la insurgencia de las provincias del sur", de mayoría musulmana. El "excesivo número de organizaciones paramilitares presentes en el país" trabaja no sólo en cooperación con el Gobierno, sino a veces de forma paralela y sin responder ante autoridades más altas.

La ventaja que suponen estas milicias es que son más rápidas de entrenar, más baratas y su estructura de mano es más flexible. Tienen, además, un mejor conocimiento del terreno que las fuerzas militares, que son reclutadas fuera del sur del país. Sin embargo, el grupo de expertos lamenta que los paramilitares están peor equipados, y de vez en cuando se inmiscuyen en operaciones del Ejército tailandés. Por ello, "el Gobierno debería intentar consolidar una situación de seguridad y, a largo plazo, concentrarse en mejorar sus propias fuerzas regulares", sgún ICG.

IMPORTANCIA HISTÓRICA

Paramilitares y milicianos han jugado un papel significativo a lo largo de la historia reciente de Tailandia, en particular en la lucha contra las guerrillas separatistas y pro comunistas durante la década de los 70 y de los 80. En los últimos diez años, estas fuerzas han desarrollado otro tipo de funciones, desde el control de campos de refugiados en la frontera con Birmania, hasta dirigir la "lucha contra las drogas" iniciada por el Gobierno en 2003.

Sin embargo, su principal misión siempre ha sido la lucha contra la violencia separatista en el sur del país. Desde 2004, el Ejército ha triplicado la fuerza del Thahan Phran, conocida por sus brutales métodos represivos y por el alto índice de corrupción en sus fuerzas.

A lo largo del último cuarto de siglo, sin embargo, estas guerrillas se han reformado y modernizado, en lo que se refiere sobre todo a su sistema de reclutamiento. Se podría decir que existe un nivel de profesionalización más elevado que hace 20 años, pero los problemas de disciplina y, sobre todo, de abusos de Derechos Humanos, persisten.

CHOQUE CON LA POBLACIÓN

La idea que tenía el Ejército en mente a la hora de fortalecer las milicias era crear una fuerza local, familiarizada con el terreno, el lenguaje y la cultura del sur. A la hora de la verdad, sin embargo, el número de malayos musulmanes --la mayoría étnica en el sur-- en estas fuerzas no llega ni al treinta por ciento "Una mayoría aplastante de musulmanes siguen temiendo y desconfiando de estos rangers", explicó el grupo. Varios de sus integrantes son sospechosos de haber cometido "asesinatos extrajudiciales" en 2007. Aprovechando la situación, muchos insurgentes cometen sus atentados disfrazados con uniforme paramilitar, para alimentar la confusión.

VARIEDAD DE FUERZAS PARAMILITARES

Las milicias en el país se distinguen por su variedad, y por depender de diversas ramas del Ejecutivo. El Ministerio de Interior, por ejemplo, cuenta con las fuerzas Or Sor (Cuerpos Voluntarios de Defensa), bastante menos problemáticos que los Thahan Phran, más dependientes de los gobiernos locales.

En el sur, la principal fuerza paramilitar es el Chor Ror Bor, o lo que es lo mismo, los Voluntarios para la Defensa de los Pueblos. Tanto el Gobierno central como las autoridades locales han cuestionado su eficacia en repetidas ocasiones, y se encuentran "mal entrenados, aislados y vulnerables" ante los ataques insurgentes, según el ICG. De hecho, éstos llevan robándoles armas desde 2004, y se han dado casos de paramilitares Chor Ror Bor han entregado sus armas a los pueblerinos cuando han perdido el control de la seguridad local. Con todo, el pasado mes de julio se anunció un plan para aumentar los efectivos en 2009, en 7.000 hombres.

Existe también una tercera fuerza civil, controlada por el Departamento Real para la Ayuda de Campo, bajo la dirección de la reina Sirikit, llamada la Fuerza de Protección de los Pueblos (Or Ror Bor). Creada en 2004, sus voluntarios reciben quince días de entrenamiento, lo que suponen una mejora respecto a otros grupos paramilitares, que sólo disponen de tres días de prácticas. Los Or Ror Bor son, casi en su totalidad, budistas, por lo que se encargan de proteger los templos religiosos y las comunidades que se congregan a su alrededor.

Los budistas son minoría en el sur, y se sienten progresivamente amenazados por los milicianos musulmanes. Durante los últimos años, funcionarios, civiles e incluso monjes han sido objetivo de sangrientos ataques. Muchos budistas, frustrados con la actuación del Gobierno, comienzan a tomarse la justicia por su mano, financiando fuerzas de seguridad privadas en el sur.

Dada la proliferación de estas fuerzas paramilitares, ICG entiende que aumenta el peligro de "una expansión de la violencia regional". Sin embargo, dado que el Gobierno es incapaz de "controlar a los separatistas musulmanes", es posible que "Tailandia siga empleando fuerzas paramilitares a corto y medio plazo".

Por ello, es la misión del Gobierno, según ICG, "revisar la efectividad de las fuerzas militares como primer paso a dar a la hora de cerrar acuerdos de seguridad", que deberán actuar "bajo la directiva impuesta por las leyes humanitarias". Del mismo modo, es recomendable que el Gobierno "incremente los controles sobre licencia y tráfico de armas", evitando así que operen milicias privadas, cuya tendencia ascendente "es extremadamente preocupante".