NUEVA YORK, 26 May. (Thomson Reuters Foundation/EP) -
Las autoridades estadounidenses han acusado a 21 personas en relación con una red de prostitución multimillonaria en la que obligaban a cientos de mujeres tailandesas a ejercer como esclavas sexuales en las principales ciudades de Estados Unidos.
Los traficantes atraían a jóvenes de zonas pobres de Bangkok vendiéndolas un futuro ideal en Estados Unidos. Pero una vez allí eran encerradas en apartamentos y hoteles y obligadas a trabajar como prostitutas para pagar deudas de hasta 60.000 dólares, según han informado las autoridades.
Este jueves se han presentado cargos por conspiración, tráfico sexual y blanqueo de dinero contra 10 tailandeses y 11 estadounidenses en el Tribunal Federal de Saint Paul, Minnesota.
En total unas 38 personas han sido procesadas en Minnesota en relación con esta red de tráfico sexual desde el año pasado. El jefe tailandés fue detenido el pasado agosto en Bélgica. "Este es un caso muy complejo que requiere años de trabajo duro", ha explicado en un comunicado el fiscal del distrito de Minnesota, Gregory Brooker.
Las víctimas, cifradas en unas 100, eran anunciadas a través de la página Backpage.com, que ha sido demandada en numeras ocasiones porque sus anuncios promueven la trata de personas. Además, los secuestradores usaban violencia y amenazas contra las mujeres y sus familias si se negaban a mantener relaciones sexuales.
Los investigadores siguieron el rastro del dinero blanqueado por los traficantes. "Los agentes especiales utilizaban su experiencia en contabilidad para analizar las transacciones financieras realizadas por los criminales", ha explicado el agente especial a cargo de las investigaciones del Servicio Interno de Impuestos, Shea Jones.
El proyecto antiesclavitud Polaris ha denunciado que durante la última década se han detectado más de 22.000 casos de tráfico sexual en Estados Unidos. A nivel mundial, casi 21 millones de personas son víctimas de la trata de personas, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de las que se estima que 4,5 millones se ven obligadas a trabajar en el sexo.
