REUTERS / BAZ RATNER - Archivo
MADRID, 28 Mar. (EUROPA PRESS) -
La destacada opositora sursudanesa Rebecca Nyandeng Garang --viuda del histórico líder sursudanés John Garang-- ha firmado este jueves el acuerdo de paz alcanzado en septiembre de 2018 entre el presidente, Salva Kiir, y el exvicepresidente y principal líder rebelde, Riek Machar.
La firma ha tenido lugar en la capital, Yuba, en presencia del enviado especial de la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo de África Oriental (IGAD) para el país africano, Ismail Wais, según ha informado la emisora local Eye Radio.
"En este momento, la población de Sudán del Sur está comprometida. Hay voluntad política en la gente de Sudán del Sur", ha dicho Nyandeng durante la ceremonia de firma, en la que ha expresado su optimismo sobre la posibilidad de que esta voluntad política exista también entre los líderes.
"Si la gente quiere paz, ¿quiénes somos nosotros, como líderes, para no aceptarla?", se ha preguntado. Nyandeng fue parte del proceso de negociaciones, si bien no participó en la ceremonia de firma del acuerdo.
Nyandeng Garang regresó al país en 2015 a raíz del acuerdo de paz firmado ese año, si bien volvió a marchar al exilio después de que estallaran los enfrentamientos en Yuba en 2016 y se recrudeciera el conflicto.
John Garang, considerado una de las personas más influyentes en la historia de Sudán del Sur, encabezó entre 1983 y 2005 el Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLA), que combatió contra el Ejército de Sudán hasta lograr un acuerdo para la secesión de Sudán del Sur, que se declaró oficialmente en 2011. Murió en 2005 en un accidente de helicóptero.
Kiir y Machar firmaron un acuerdo de paz que no fue suscrito por todos los grupos armados que operan en el país africano. Este acuerdo contempla la restitución de Machar en el puesto de vicepresidente, así como la creación de un Gobierno de unidad en el que tendrá la mayoría el actual Ejecutivo. Asimismo, Kiir permanecerá en el puesto de presidente.
Los combates en Sudán del Sur han desarraigado alrededor de una cuarta parte de sus 12 millones de habitantes, han destruido la producción de petróleo y han arruinado una economía ya de por sí muy empobrecida.