Detenido en Francia un sacerdote franco-ruandés por su implicación en el genocidio en Ruanda

Archivo - Policía en Francia
Archivo - Policía en Francia - Andreina Flores/SOPA Images via / DPA - Archivo
Publicado: sábado, 17 abril 2021 20:36

MADRID, 17 Abr. (EUROPA PRESS) -

El sacerdote franco-ruandés Marcel Hitayezu, residente en Francia, ha sido detenido por las fuerzas de seguridad francesas por su presunta implicación en el genocidio de tutsis y hutus moderados de 1994 en Ruanda.

Hitayezu era el párroco de una iglesia del sur de Francia e incluso había obtenido la nacionalidad francesa. Fue detenido el pasado 14 de abril tras varios años de investigaciones y denuncias de asociaciones de víctimas del genocidio, informa la emisora francesa RFI.

En 2015 las autoridades ruandesas ya emitieron una orden internacional de detención contra el religioso. Un año después, tras un breve procedimiento, la justicia francesa denegó la extradición alegando "la ausencia de una definición precisa" del término genocidio presentado por la justicia ruandesa en este caso.

Finalmente un magistrado de la sección de "crímenes contra la humanidad" francés ha ordenado su detención y está ya en prisión preventiva acusado de "genocidio" y "crímenes de lesa humanidad".

En el origen de la denuncia, encontramos el Colectivo de Partidos Civiles por Ruanda (CPCR). Su presidente, Alain Gauthier, visitó en diciembre la antigua parroquia del párroco, ubicada en Mubuga, en el sur de Ruanda.

Según él, los testimonios recogidos destacan la responsabilidad del sacerdote en la masacre de muchos de sus feligreses. Hitayesu negó agua y comida a los hombres y mujeres refugiados en su iglesia y finalmente fueron masacrados por una milicia hutu, Interahamwe.

Gauthier ha calificado su arresto de "buena noticia" en declaraciones telefónicas a RFI y ha explicado que se están investigando varios casos similares.

Alrededor de 800.000 ruandeses, la inmensa mayoría de ellos tutsis y hutus moderados, fueron asesinados por extremistas hutu durante cerca de tres meses en 1994. A día de hoy todavía se están descubriendo fosas comunes, especialmente desde que los condenados que han cumplido sus penas han aportado información sobre el lugar en el que enterraron o abandonaron a sus víctimas.

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