EEUU.- Dimite el secretario del Ejército estadounidense por el escándalo del hospital militar 'Walter Reed'

Actualizado: sábado, 3 marzo 2007 0:52

WASHINGTON, 2 Mar. (EP/AP) -

El secretario del Ejército estadounidense, Francis J. Harvey, presentó hoy su dimisión por el escándalo del hospital militar 'Walter Reed', en Washington, donde la falta de medios sanitarios quedó patentada tras las denuncias del diario 'Washington Post', siendo el principal hospital donde son ingresados los soldados heridos en las guerras de Irak y Afganistán. La dimisión se produce un días después de que Harvey cesara al general de dos estrellas al frente del Walter Reed, George Weightman.

La dimisión de Harvey fue confirmada por el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, mientras que altos cargos de Defensa explicaron, bajo condición de anonimato, que fue el propio Gates quien pidió a Harvey que dimitiera de su cargo.

Según dichas fuentes, Gates estaba descontento por el hecho de que Harvey despidiera al general George Weightman y nombrara en su sustitución a otro general cuyo papel en el mal funcionamiento del centro médico era más que cuestionable. "Estoy decepcionado por el hecho de que ciertas personas en el Ejército no han apreciado adecuadamente la seriedad de la situación relativa al tratamiento clínico en el Walter Reed", explicó Gates en una intervención en el Pentágono sin aceptar preguntas de los periodistas.

Por su parte, Harvey ha estado al frente de la Secretaría del Ejército desde el pasado noviembre de 2004, aunque Gates aclaró que Harvey continuará en su cargo hasta el 9 de marzo, fecha en la que será sustituido de forma temporal por el vicesecretario del Ejército, Pete Geren, hasta que el presidente estadounidense, George W. Bush, nombre un sustituto con caracter permanente. Harvey es el segundo secretario del Ejército que de forma consecutiva es cesado de su cargo, después de que su predecesor Thomas White fuera cesado el pasado 30 de abril por el entonces secretario de Defensa Donald H. Rumsfeld debido a las conocidas desavenencias públicas entre ambos.

Asimismo, Gates explicó que el sustituto de Weightman se dará a conocer por el Ejército en la jordana de hoy, y se mostró "triste" por la actitud que han adoptado por mandos castrenses en relación al escándalo del Walter Reed.

"Algunos se han puesto demasiado a la defensiva y no se han centrado lo suficiente en averiguar y abordar los problemas", denunció Gates. "Estoy preocupado porque algunos no comprenden correctamente la necesidad de comunicar a los heridos y a sus familias que no tenemos otra prioridad máxima que la de su cuidado, y que abordar sus preocupaciones sobre la calidad de su experiencia clínica es de importancia crítica. Nuestros soldados heridos y sus familias han sacrificado mucho y se merecen lo mejor que podemos ofrecer", agregó.

Por su parte, el Congreso ha solicitado más información respecto a las condiciones deplorables en las que opera el Walter Reed, uno de los hospitales militares de mayor renombre en Estados Unidos.

Antes del discurso de Gates, Bush anunció que ha ordenado una evaluación en profundidad de los servicios sanitarios de la red nacional militar hospitalaria tras el escándalo del Walter Reed.

La Casa Blanca explicó que el presidente nombrará a una comisión bipartidista, formada por demócratas y republicanos, que se encargará de evaluar si los problemas que acontecen en el hospital Walter Reed se dan también en otros centros hospitalarios militares.

Por su parte, Gates dio luz verde a la creación de una comisión externa para revisar las condiciones médicas en el Walter Reed, así como extendió su evaluación al Centro Médico Nacional Naval en Bethesda, Washington.

Según el diario estadounidense que destapó el caso la inadecuación del tratamiento médico y la falta de medios para tratar a los soldados heridos de guerra --muchos de los cuales tenían que esperar excesivos periodos antes de ser sometidos a tratamientos e intervenciones quirúrgicas, en parte por la excesiva burocratización y en parte por la falta de medios--, dejó en mal lugar tanto al Ejército como a la Administración estadounidense en un momento en el que la Casa Blanca pide nuevos esfuerzos al Congreso y a la ciudadanía para hacer frente a la guerra en Irak.