HUNTSVILLE (TEXAS), 12 Jul. (EP/AP) -
El homicida confeso Derrick Sean O'Brien se disculpó una y otra vez antes de ser ejecutado el martes por la tortura, violación y estrangulamiento de una adolescente hispana y su amiga hace 13 años.
"Lo siento. Siempre lo he lamentado", dijo O'Brien, al tiempo que mantenía la cabeza erguida y miraba directamente a los parientes de sus víctimas. "Fue el peor error que jamás cometí en toda mi vida. No porque estoy aquí sino debido a lo que hice y lastimé a muchas personas, ustedes y mi familia".
Una y otra vez repitió que lo lamentaba. Luego fue declarado muerto a las 6:19 de la tarde --hora local--, siete minutos después de que se le aplicaran las sustancias letales.
O'Brien era uno de seis integrantes de una naciente pandilla callejera arrestada por los homicidios de Elizabeth Peña, de 16 años, y Jennifer Ertman, de 14, cometidos en Houston. Sus cadáveres fueron hallados cuatro días después de que no volvieron de casa de una amiga.
Las chicas fueron atacadas cuando tomaron un atajo junto a unas vías de ferrocarril y se toparon con el grupo que bebía cerveza después de haber efectuado la iniciación de un nuevo miembro de la pandilla.
El padre de Ertman y los padres de Peña estaban entre los testigos de la inyección letal, la 14ª que se aplica este año en Texas, el estado donde se realizan más ejecuciones en el país.
O'Brien, de 18 años en el momento del crimen y ahora de 31, había confesado ante la Policía, y logró evitar la ejecución el 15 de mayo cuando sus abogados obtuvieron una suspensión de la pena por parte del Tribunal de Apelaciones Penales de Texas, un día antes de que fuera a ser ejecutado. Sin embargo, unos días después la misma corte revocó la orden que había dado, lo cual derivó en la ejecución del martes.
La evidencia demostró que las chicas fueron violadas por la pandilla durante más de una hora, y luego fueron pateadas y golpeadas antes de ser estranguladas.
Dos de los miembros de la pandilla, Efraín Pérez y Raúl Villarreal, fueron condenados a cadena perpetua en lugar de a la pena de muerte, después de que el año pasado la Corte Suprema prohibió las ejecuciones para los que tenían 17 años al momento de cometer el delito.Peter Cantú, descrito por las autoridades como el líder de la pandilla, sigue a la espera de la pena de muerte.
Jose Medellín, otro integrante también declarado culpable, se encuentra entre 50 mexicanos en prisión que argumentan que bajo el derecho internacional deberían haber recibido asistencia del consulado mexicano antes del juicio.
El hermano de Medellín, Vernancio, tenía 14 años el día de los homicidios y fue condenado a 40 años de cárcel.
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