TEHERÁN, 7 Abr. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno estadounidense negó hoy cualquier tipo de vínculo con el arresto del subsecretario de la Embajada iraní en Irak, Jalal Sharafi, liberado hace dos meses y que afirmó, a su llegada a Irán, haber sido torturado por operativos de la CIA durante su detención.
"Estados Unidos no tiene nada que ver con la detención de Sharafi, y se felicita de su regreso a Irán", declaró hoy un portavoz de la Casa Blanca, Gordon Johndroe.
"La máquina de propaganda iraní lleva funcionando a toda máquina desde que hicieron desfilar a los soldados británicos en la televisión", en referencia a las imágenes puestas en circulación de los 15 soldados británicos capturados y posteriormente liberados por Irán por, presuntamente, violar sus aguas territoriales.
"Ésta es la última muestra de la puesta en escena que hace la clase de Gobierno que intenta desviar la atención de sus propio mal comportamiento", añadió Johndroe, en relación al programa nuclear desarrollado por Teherán.
Sharafi había afirmado hoy que fue torturado por la CIA durante el tiempo que permaneció detenido, según declaraciones recogidas por la televisión estatal iraní.
Según Sharafi, que regresó a Irán hace casi una semana, la CIA le interrogó sobre las relaciones entre el Gobierno iraní e Irak, así como la presunta asistencia de Teherán a varios grupos insurgentes, y que empleados de la Agencia emplearon métodos de tortura para obligarle a hablar.
"En el momento en el que me oyeron responder que las relaciones entre Irán e Irak son meramente oficiales, intensificaron las torturas, empleando distintos métodos día y noche", declaró el subsecretario de la embajada iraní en Bagdad.
Sharafi explicó que fue secuestrado por agentes de una organización iraquí que actuaba bajo supervisión de la CIA, mientras la televisión iraní mostraba señales de tortura, aún visibles, en el cuerpo del diplomático, que en estos momentos está recibiendo tratamiento en un hospital.
Según la televisión, Sharafi fue abordado por dichos agentes mientras compraba en una calle de Bagdad, y le condujeron a una base cercana al aeropuerto donde le interrogaron en árabe y en inglés.
"Les expliqué que no era capaz de actuar fuera de mis responsabilidades legales, y después me liberaron gracias a la presión efectuada por el Gobierno iraquí", concluyó el diplomático.
