WASHINGTON, 30 Jul. (EP/AP) -
Cada vez es mayor el apoyo de los republicanos a una nueva estrategia para la guerra en Irak que implicaría misiones mucho más acotadas para las tropas estadounidenses aunque, en cambio, permitiría al presidente, George W. Bush, decidir la fecha de su retirada. Esta postura podría oficializarse dentro del Partido Republicano en septiembre.
Hasta ahora, la idea no ha atraído la atención de los demócratas, que soportan una importante presión de los grupos pacifistas para que sólo consideren los proyectos que ordenan la evacuación de los soldados, pero el nuevo enfoque se está convirtiendo rápidamente en una alternativa atractiva para los congresistas republicanos que quieren desafiar a Bush por la guerra sin dar marcha atrás con respecto a su posición de que sería desastroso fijar un plazo para la retirada.
"Esto permitiría volver al bipartidismo y poner fin a la politiquería que está tan de moda, que está siendo conducida por los extremistas de ambos bandos y que distorsiona el debate", sostuvo el representante republicano Phil English.
English es uno de los más de cuarenta congresistas republicanos de ambas cámaras que apoyan el proyecto de ley para cambiar la misión de las fuerzas estadounidenses en Irak. Otros legisladores del partido de Bush que enfrentan fuertes disputas en los comicios del año próximo y un fuerte sentimiento antibélico en sus distritos, ya han reconocido que están analizando la iniciativa.
"Para Estados Unidos no es fundamental resolver las rivalidades de chiíes y suníes sobre quién ocupa cuál calle en Bagdad", expresó la representante republicana Heather Wilson, que dijo que está analizando sus opciones. "Y sólo deberíamos poner en situaciones de riesgo a los estadounidenses cuando existan intereses de Estados Unidos en juego".
El principal comandante militar de Bush en Irak, el general David Petraeus, presentará en septiembre ante el Congreso un informe sobre la situación en Irak. Se prevé que dirá que es necesario más tiempo para determinar si está funcionando un operativo de seguridad lanzado en enero.
Sin embargo, es improbable que el Congreso recoja el mensaje. Los demócratas han criticado la estrategia, al considerar que ha prolongado una guerra fallida, mientras los republicanos quieren ver avances antes de que termine el año.
