Un niño iraquí es tratado en un hospital en Erbil, cerca de Mosul
REUTERS
Actualizado: viernes, 25 noviembre 2016 19:16

ERBIL (IRAK) 25 (Reuters/EP)

El Estado Islámico está atacando a civiles deliberadamente en zonas de la ciudad de Mosul que ya han sido recuperadas por el Ejército iraquí, como una forma de vengarse de aquellos que considera infieles por haber dejado de formar parte de su comunidad y en un último intento de infligir el máximo daño posible antes de perder para siempre el control de la ciudad.

En un hospital en la zona este de Mosul, una enfermera le retira del brazo vendajes empapados en sangre a un niño de unos 10 años, dejando a la vista una profunda herida causada por un ataque con mortero. Su padre, Abu Nidal, le tapa los ojos al chico, para evitar que su hijo pueda ver la gravedad de la herida.

"¿Le pasa algo a mi mano, papá?", le pregunta insistentemente el hijo. De acuerdo con la enfermera, es muy probable que pierda la mano debido a la gravedad de las lesiones. "No pasa nada hijo, es un rasguño de nada", le responde Nidal mientras contiene las lágrimas.

Su caso es uno más entre muchos. En la misma sala del hospital donde se encuentran los Nidal hay decenas de hombres y mujeres con heridas similares, consecuencia de los ataques de mortero que el Estado Islámico ha estado llevando a cabo en los barrios de Mosul que el Ejército iraquí ha recuperado en las últimas semanas.

Los habitantes que quedan en la zona acusan a los milicianos de estar atacando de forma deliberada a los civiles para vengarse de las fuerzas iraquíes por haberles expulsado del este de Mosul. "En cualquier área que el Ejército iraquí haya liberado, el Estado Islámico nos considera infieles, por lo que se siente autorizado para masacrarnos", ha explicado Nidal.

Su hijo insistió en acompañarle a comprar harina al mercado del barrio de Zahra, en Mosul. Cuando salieron hacia allí, les alcanzó un proyectil de mortero lanzado por los milicianos del Estado Islámico. El ataque tuvo lugar tres semanas después de que las fuerzas iraquíes expulsaran a los yihadistas de la zona.

De acuerdo con los analistas, el Estado Islámico tiene muy pocas posibilidades de ganar la batalla por la que fuera la segunda ciudad más importante de Irak. El Ejército iraquí cuenta con más de 100.000 efectivos, además del apoyo de una coalición internacional que les proporciona refuerzos aéreos.

Se estima que las fuerzas yihadistas cuentan con alrededor de 5.000 combatientes, que a pesar de su número, se conocen el terreno y están causando estragos entre los soldados iraquíes. Los expertos alegan que los yihadistas de Mosul caerán tarde o temprano. La cuestión es, según alerta la comunidad humanitaria, a qué precio se producirá dicha caída.

EL COSTE DE LA LIBERTAD

Cada día llega una media de 100 personas a las urgencias del hospital de Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, situado a unos 80 kilómetros al sureste de Mosul. La mayor parte de los pacientes son trasladados con urgencia desde los hospitales de campaña que se han instalado en las afueras de Mosul, donde no pueden ser tratados debido a la gravedad de sus heridas.

En la unidad de quemados hay una mujer de 28 años vendada de pies a cabeza que sufre quemaduras de segundo y tercer grado. Sólo queda a la vista una pequeña parte de su cara. Tan sólo diez días después de que las fuerzas iraquíes liberasen su barrio, se encontraba en su cocina haciendo pan cuando su vivienda fue alcanzada por un proyectil de mortero lanzado por los yihadistas. Su cuerpo ardió casi por completo. "Nos siguen dañando después de la liberación", trata de explicar con voz débil la mujer.

Según datos de la ONU, del millón de iraquíes que vivían en Mosul antes del conflicto, alrededor de 70.000 personas han huido a los campos para desplazados que la comunidad humanitaria ha instalado en las afueras de la ciudad, pero la inmensa mayoría continúa viviendo en sus casas.

"Decidimos quedarnos porque tanto mi madre como mi padre están enfermos, y es muy duro vivir en un campo de refugiados", explica Abu Al Rahman, de 42 años. Su decisión de quedarse en Mosul le costó una pierna, dice mientras enseña la amputación en su extremidad inferior derecha. "Espero que Dios se vengue de ellos por nosotros", añade.

A pesar de la cantidad de víctimas mortales que están causando los ataques contra civiles de los milicianos yihadistas, la inmensa mayoría de los habitantes de Mosul defienden la actuación de las fuerzas iraquíes y dicen que el precio a pagar merece la pena con tal de ser libres por fin del Estado Islámico.

"Estamos muy contentos de ser libres otra vez, pero el Estado Islámico nos lo ha fastidiado", cuenta Abu Ahmed, que se encuentra en Erbil curándose la pierna tras ser victima de un tiroteo contra civiles por parte de los milicianos. "No tienen ninguna piedad", añade.

En el otro extremo del pasillo está Ziyad Younis, un joven que ha tenido que enterrar a su hermano de camino al hospital de Erbil. Ahora espera que atiendan a su sobrino, un niño de 7 años que fue atacado con un proyectil de mortero mientras se comía su desayuno. "Nuestra única esperanza era que algún día seríamos liberados. Nunca esperamos que nuestro sueño se cumpliría de esta forma", señala mientras calma a su sobrino.

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