MANILA, 11 Jun. (EP/AP) -
El Ejército filipino continuaba hoy buscando al sacerdote italiano secuestrado ayer en una zona del sur del país, con importante presencia de rebeldes, mientras su organización católica ha prometido continuar con su presencia en la zona, a pesar de los secuestros y asesinatos.
Giancarlo Bossi, de 57 años, y dos residentes viajaban ayer en motocicleta por la localidad costera de Payao, en la provincia de Zamboanga Sibugay, cuando hombres armados les hicieron parar y les obligaron a subir a bordo de una embarcación a motor. Los dos filipinos que le acompañaban fueron dejados en libertad para que informaran del secuestro, según indicaron fuentes policiales y amigos de Bossi.
Tras el secuestro, el Papa Benedicto XVI condenó ayer desde el Vaticano el "abominable" secuestro del sacerdote y de otras personas en todo el mundo y pidió a los captores que dejen en libertad a todos los rehenes.
Hasta el momento, ninguna organización ha reivindicado la responsabilidad del secuestro de Bossi, aunque el Ejército ha acusado a milicianos musulmanes de haber secuestrado al sacerdote, que pertenece al Instituto Pontificio para Misiones en el Extranjero. Un portavoz militar regional, el comandante Eugene Batter, dijo que el comandante rebelde Akkidin Abdusalam, del Frente Moro Islámico de Liberación (MILF, en sus siglas en inglés) y su hermano pueden estar detrás del secuestro. El MILF asegura que Abdualam no es uno de sus miembros. Además, un portavoz de la organización rebelde, Eid Kabalu, condenó el secuestro de Bossi como "un crimen contra la humanidad" y dijo que las guerrillas ayudarán a encontrarlo.
Según explicó un misionero italiano del Instituto al que pertenece Bossi, Gianni Sandalo, el sacerdote, que lleva en Filipinas desde 1987 y habla varios dialectos de la zona, no había recibido ninguna amenaza.
Sandalo aseguró que este secuestro no les llevará a abandonar su misión. "No nos iremos de la zona debido a esto. Nos hemos hecho expertos en superar los problemas", dijo. Al menos dos sacerdotes italianos pertenecientes a esta organización han muerto en el sur de Filipinas. Además, otro fue secuestrado y posteriormente puesto en libertad.
