PARIS 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
La segunda jornada violenta en los barrios más conflictivos de la periferia parisina se ha saldado con al menos 82 policías heridos, cinco de ellos de gravedad, seis detenidos y grandes destrozos materiales en edificios públicos.
Más de 60 coches han resultado calcinados y la biblioteca pública Louis Bouret de Villier-le-Bel, donde ha comenzado la rebelión, ha sido incendiada y reducida a escombros, al igual que una escuela infantil cercana. Los vecinos de la localidad expresan su desesperación al ver el resultado de una noche más de auténtica guerrilla urbana.
Los sindicatos policiales han dado la voz de alarma al constatar la presencia de armas convencionales y de caza durante los enfrentamientos entre jóvenes y las fuerzas del orden. "Lo que nos dicen los colegas que están allí es que la situación es peor que en 2005 porque ayer se elevó un grado al aparecer las armas", declaró el secretario general del sindicato Synergie, Patrice Ribeiro, a RTL.
El primer ministro francés, François Fillon, que se desplazó hoy junto a la titular de Interior, Michèle Alliot-Marie, al lugar de la revuelta calificó de "inaceptables" los actos de violencia y llamó "criminales" a quienes disparan contra los policías.
"Los que disparan a los policías son criminales y serán perseguidos como tales", alertó. "Mientras la justicia trabaja nada justifica la violencia que tuvo lugar anoche", agregó el primer ministro.
Fillon aprovechó su visita para entrevistarse con las familias de los dos chavales fallecidos a quines ha pedido que tengan "confianza" en la justicia francesa.
"La justicia no es la venganza, es la justicia independiente que debe arrojar toda la luz sobre las circunstancias de este drama y también sobre la violencia producida durante la noche del domingo al lunes y durante la de ayer", dijo ante la Asamblea nacional. Fillon calificó la violencia de "inaceptable, intolerable e incomprensible".
Los disturbios, más virulentos si cabe que los del primer día, se extienden ya a cinco barriadas de la periferia. Los primeros enfrentamientos comenzaron ayer en torno a las 19.30 horas en Villiers-le-Bel, donde el domingo fallecieron dos chicos cuando su moto chocó contra un coche de la policía desencadenando una oleada de violencia.
Unos 200 jóvenes se encararon a las fuerzas del orden en pequeños grupos, lanzando cócteles molotov y disparando balas de plomo. La Policía respondió con gases lacrimógenos mientras los vecinos presenciaban impotentes la gresca desde las ventanas.
Horas antes, durante la marcha silenciosa que recorrió las calles de Villiers con las fotos de los dos chicos muertos en el accidente, el padre de uno de ellos hacía un llamamiento a la calma.
Los tumultos originados en el barrio conocido como la ZAC (Zona de Planificación Concertada) que concentra la población marginal de Villiers se propagaron anoche a otras localidades vecinas como Garges-lès-Gonesse, Goussainville, Ermont-Eaubonne, Cergy, Sarcelles y Gonesse, donde los incendiarios han atacado un supermercado, un concesionario de Renault y varios coches.