BAGDAD, 7 Ago. (EUROPA PRESS) -
La continua violencia en Bagdad ha disparado el negocio de la industria funeraria en estos cuatro años y medio de guerra. En los tiempos del régimen de Sadam Husein, el fabricante de ataúdes Abdul Wahab Khalil Mohamed solía vender una o dos unidades al día por entre cinco y diez dólares cada una. Ahora las ventas han aumentado hasta 15 ó 20 ataúdes diarios por entre 50 y 75 dólares.
"Nuestro negocio está en auge", explicó Mohamed señalando a al menos siete ataúdes que hay expuestos delante de su pequeña tienda en el barrio céntrico de Alawi, según informa la agencia de noticias de Naciones Unidas, IRIN.
Por otro lado, una doliente profesional, que acuden a los funerales para dar más emoción a la ceremonia, como es Um Ali, de 51 años, también ha visto aumentado su negocio desde que comenzó la guerra. "Me siento como una medidora del balance de víctimas. Desde finales de 2005, he acudido a entre tres y cinco funerales diarios", explica.
Ali, que cobra entre 50 y 100 dólares por aparición, está ahora enseñando su oficio a una de sus hijas y a una sobrina. "Puedo hacer más de tres y cinco funerales al día porque la situación de la seguridad significa que no me puedo mover de Bagdad fácilmente", señala Ali, que limita su 'radio de acción' al barrio de Mashtal, a menos que los clientes accedan a trasladarla en coche hasta el cementerio donde va a tener lugar la ceremonia.
La continua violencia también ha mejorado el negocio de Saif Tawfiq al Ani, de la industria funeraria, que se ha expandido desde una pequeña tienda que poseía en 1989 a cuatro establecimientos y dos vehículos actualmente.
Al Ani se dedica a alquilar todo lo que necesita la familia del fallecido para que tenga un buen entierro, desde el ataúd hasta las sillas para las dolientes profesionales, desde los lectores de versos del Corán hasta la comida tradicional para después de la ceremonia. Todo ello por unos 200 dólares al día.
CELEBRACIÓN DEL FUNERAL
Según la tradición musulmana, los cadáveres deben ser enterrados rápidamente, a ser posible el mismo día del fallecimiento. Pero la tradición también señala que deben guardarse tres días de luto. Por ello, las familias alquilan una tienda de campaña cerca del lugar de defunción y allí van recibiendo visitantes, que le expresan sus condolencias.
El último día del luto, la familia prepara un gran banquete en el que las dolientes profesionales y los más pobres pueden tomar parte. A esto es a lo que se dedican los profesionales de la industria funeraria actualmente en Bagdad.
"La demanda por nuestros servicios ha crecido desde los atentados de la Mezquita dorada de Samarra (en febrero de 2006), desde entonces la mayor parte del país se ha visto golpeada por una ola de asesinatos vengativos", afirma Al Ani.
La estimación de muertes de civiles desde la invasión de marzo de 2003 varían ampliamente. Según las autoridades iraquíes, han fallecido 62.000 personas, mientras que un estudio publicado el año pasado por el diario médico británico 'The Lancet' elevaba la cifra hasta 600.000.
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