BAGDAD 1 Mar. (EP/AP) -
Al menos 68 personas han fallecido ayer martes tras una nueva oleada de violencia en Irak, mientras Chiíes y Suníes bombardeaban numerosos objetivos religiosos en Bagdad a última hora, un día después de que las autoridades levantaran un toque de queda que había reducido la violencia sectaria en el país.
La resurgimiento de la violencia ha profundizado el trauma de los residentes, que ya viven amenazados por una inminente guerra civil, que amenaza las negociaciones entre los políticos iraquíes para formar Gobierno y ha provocado críticas respecto a los planes estadounidenses de retirar sus tropas a partir del verano.
Irak se encamina hacia el conflicto armado tras el ataque a la Mezquita Dorada de Samarra, que tuvo lugar hace una semana, a 60 kilómetros de la capital.
El presidente Bush ha lamentado este último estallido de violencia y ha afirmado hoy martes que las opciones para los iraquíes son "el caos o la unidad".
El Director de Inteligencia John Negroponte ha advertido de que una guerra civil en Irak podría convertirse en un conflicto más amplio en Oriente Medio al enfrentar, de una forma global, a los Chiíes y Suníes de toda la región.
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