JERUSALÉN, 23 Ene. (EUROPA PRESS) -
Las conversaciones formales para la formación del nuevo Gobierno israelí, que con toda probabilidad dirigirá nuevamente Benjamin Netanyahu, no comenzarán hasta la próxima semana, una vez la Comisión Electoral haga entrega de los resultados definitivos al presidente del país, Simon Peres.
Según 'Haaretz', el presidente de la Comisión Electoral, Elyakim Rubinstein, entregará los resultados el próximo miércoles, por lo que hasta entonces Peres no podrá iniciar la ronda oficial de contactos o encargar a ninguno de los candidatos la formación de gobierno.
En virtud de la legislación israelí, las conversaciones con los líderes de las distintas facciones con representación en la Knesset pueden durar hasta una semana, si bien Peres pretende trabajar rápido y encargar la formación de gobierno a un candidato en el plazo de dos días, por lo que la designación podría producirse a finales de la semana que viene.
De acuerdo con los últimos resultados oficiales, con el escrutinio completado al 99,5 por ciento y a falta de los votos de soldados y presos que se conocerán mañana, la alianza Likud-Israel Beitenu obtuvo el 23,23 por ciento (31 escaños), mientras que la segunda fuerza más votada fue Yesh Atid, con el 14,21 por ciento (19 escaños).
El Partido Laborista ha obtenido el 11,46% (15 escaños), mientras que el Shas y Habayit Hayehudi (Hogar Judío) contarán con once escaños cada uno tras lograr el 8,82% y el 8,75% de los votos respectivamente. Por su parte, el Judaísmo Unido de la Torá obtuvo el 5,28% (siete), mientras que el partido de Tzipi Livni, Hatnuah, se ha hecho con el 5,03% (seis).
También han conseguido representación parlamentaria Merezt (4,58%, seis), Raam-Taal (3,81%, cinco), Hadash (3,13%, cuatro), Balad (2,76%, tres), y Kadima (2,09%, dos).
Estos resultados suponen el margen más estrecho hasta la fecha entre el bloque de derecha y el bloque de centro-izquierda en la Knesset, ya que los primeros tendrían 60 escaños y los segundos 52. Si al centro-izquierda se sumaran los diputados árabe-israelíes, la cámara podría quedar dividida por la mitad.
PANORAMA COMPLICADO PARA NETANYAHU
Así las cosas, Netanyahu tiene ante sí un panorama complicado en el que se le plantean varias opciones. La primera de ellas, y la menos ventajosa, sería una alianza con sus socios tradicionales, los ultraortodoxos del Shas, el Judaismo Unido de la Torá y Hogar Judío, el nuevo partido de Naftali Bennett, exmiembro del Likud, que contaría con 60 escaños.
El primer ministro saliente y su mujer tienen una mala relación personal con Bennett, que se cree podría afectar la inclusión del partido en la futura coalición de gobierno, si bien Netanyahu podría dejar de lado este aspecto por el bien de su futuro gabinete.
La segunda opción que se le plantea es una alianza que incluya a la gran sorpresa de estos comicios, el Yesh Atid del otrora periodista Yair Lapid, así como al partido de la exministra Tzipi Livni y al Kadima, que después de haber ocupado el Gobierno con Ehud Olmert se encuentra ahora en horas bajas.
Esta coalición, que incluiría también a Hogar Judío, dejaría fuera a los partidos ultraortodoxos y supondría principalmente un castigo para el Shas, uno de cuyos principales dirigentes ha hecho campaña abiertamente contra el Likud y Netanyahu, según 'Yediot Ahronot'.
Sin embargo, fuentes próximas al líder del Likud señalan que éste teme dejar fuera a los ultraortodoxos, a los que considera pese a todo sus socios naturales y aliados políticos.
Así pues, la mejor opción que se plantea a Netanyahu sería un Gobierno con sus socios de la derecha y que incluyera a miembros del centro-izquierda, si bien ello conllevaría algunos problemas a la hora de establecer unas directrices comunes entre los miembros de la coalición.
Livni ya ha adelantado que reclamará "un fuerte precio político" si entra en el gobierno, mientras que Bennett ha rechazado la posiblidad de negociar con los palestinos. Además, la exministra de Exteriores ha defendido que Israel necesita un gobierno "sin Bennett", por lo que sus posturas parecen difíciles de conciliar.
Por último, Netanyahu tiene la opción de una coalición de centro-derecha en la que estarían Lapid y Bennett, pero no los ultraortodoxos ni Livni, pero sería una alianza con un respaldo débil.
EMPIEZAN LOS CONTACTOS
Así las cosas, Netanyahu ya ha comenzado a mover sus cartas y anoche mismo llamó a Lapid. "Tenemos una oportunidad de hacer grandes cosas en beneficio del Estado de israel", fue el mensaje que le trasladó.
El líder de Yesh Atid ha sido durante las últimas horas el hombre más solicitado y ha recibido llamadas de felicitación tanto de Livni como de la líder laborista, Shelly Yacimovich, así como del líder de Hogar Judío. El líder del Shas, Eli Yishai, le ha enviado un mensaje en el que le ha dicho que "si quiere un gobierno estable, necesita entender que tenemos que trabajar juntos".
Tras conocer los resultados, Lapid reconoció anoche que su partido y él "tenemos sobre nuestros hombros una gran responsabilidad". Según él, "existe una posibilidad de crear un verdadero centro que escuche a los demás, que recuerde que estamos juntos".
En este sentido, pidió a los líderes de los partidos políticos que "formen un gobierno lo más amplio posible que una a las fuerzas moderadas de la izquierday la derecha, para que seamos capaces de traer un verdadero cambio en Israel".
En la misma línea se ha pronunciado este miércoles el líder del grupo parlamentario del Likud, Zeev Elkin, que ha abogado porque no haya pequeños partidos entre los miembros de la coalición. "Cuando más amplia la coalición, más estable y libre de extorsiones será", ha defendido.