MADRID, 26 Jul. (EUROPA PRESS) -
El jefe militar de Séléka, Joseph Zoundeiko, ha rechazado el alto al fuego firmado esta semana con los 'anti balaka' en la capital de Congo, Brazaville, y ha exigido que el país se divida para separar a la población musulmana de la cristiana.
Zoundeiko ha asegurado en una entrevista concedida a la cadena británica BBC que sus milicias rebeldes ignorarán el cese de hostilidades que el representante de Séléka, Mohamed Musa Dhaffane, firmó junto jefe de la delegación de la milicia cristiana 'anti balaka', Patrice Ngaissona.
Según el jefe militar de la coalición rebelde de mayoría musulmana, para la firma del acuerdo no se ha tenido en cuenta "de forma apropiada" la opinión del brazo armado de Séléka.
Además, Zoundeiko ha asegurado que República Centroafricana no puede ser considerada una nación, por lo que ha instado a su division, entre el sur de mayoría cristiana y el norte de mayoría musulmana. "La culpa es de nuestros hermanos cristianos, por hacer la paz imposible", ha criticado.
EL ACUERDO
En el acuerdo, que contiene nueve artículos, ambas partes se comprometieron a no cometer crímenes como las ejecuciones sumarias, torturas y el incendio de ciudades. Asimismo, acantonarán sus tropas en un periodo de tiempo razonable y permitirán que el Estado tenga autoridad sobre todo el territorio.
Alrededor de un millón de personas, es decir, cerca de una cuarta parte de la población, se ha visto desplazada por los enfrentamientos. La violencia ha provocado que la práctica totalidad de la comunidad musulmana haya abandonado la capital y otras zonas del sur del país, dirigiéndose a los países vecinos o a los bastiones controlados por Séléka en el norte de RCA.
La ONU ha cifrado en miles el número de muertos y en 2,2 millones --alrededor de la mitad de la población-- el número de personas que necesitan ayuda humanitaria desde el inicio en diciembre de 2012 del conflicto tras el levantamiento armado de la guerrilla Séléka, de mayoría musulmana.
La milicia, una coalición de rebeldes de mayoría musulmana del norte del país que se hizo con el poder tras un golpe de Estado en 2013, fue acusada de múltiples abusos de los Derechos Humanos, lo que llevó a parte de la población cristiana a crear las milicias 'anti balaka' para combatir sus excesos.
