MADRID, 19 Abr. (EDIZIONES) -
El Gobierno keniano ha anunciado la construcción de un muro de 700 kilómetros a lo largo de la frontera con Somalia para protegerse de los atentados del grupo islamista Al Shabaab, pero muchos dudan de la efectividad y del verdadero fin de esta faraónica construcción.
"Cueste lo que cueste vamos a asegurarnos de que nuestro país está a salvo", declaraba el vicepresidente William Ruto en un discurso televisado a la nación.
Este muro será en realidad un sistema de zanjas, alambradas, puntos de control y paredes físicas que serviría para impedir el cruce de la frontera de forma ilegal; una respuesta al ataque del pasado 2 de abril en el que fueron masacrados 148 estudiantes de la Universidad de Garissa.
Tras el atentado, perpetrado por cuatro milicianos de Al Shabaab que también murieron, Nairobi prohibió el envío de dinero a Somalia, anunció la construcción del muro y el cierre del campamento de refugiados de Dadaab y la expulsión del país de sus 350.000 residentes.
Sin embargo, no faltan las voces que cuestionan este endurecimiento de la postura con respecto a Somalia. "Es un monumental despilfarro del dinero público. Donde se han construido este tipo de muros para mantener fuera a los 'indeseables', nunca han tenido éxito", ha argumentado el vicepresidente de la Comisión Nacional Keniana de Derechos Humanos, George Morara, en declaraciones a la agencia de noticias humanitarias IRIN.
"UNA IDEA RIDÍCULA"
Otros son aún más rotundos. "Vamos a asumir que el muro es más para impedir el paso de refugiados. Aún así es una idea ridícula", ha afirmado el profesor de Historia Africana de la Universidad de Warwick, David Anderson.
Algunos refugiados defienden la iniciativa porque dará mayor seguridad. "Si el principal motivo por el que Kenia está construyendo el muro fronterizo es la seguridad, entonces adelante. Nosotros, los refugiados, necesitamos paz, hemos sufrido igual que los Kenianos", ha afirmado un refugiado somalí procedente de Kismayo, Dubad Mohamed.
Pero otros lo ven con más indiferencia. "No creo que vaya a cambiar la situación. Solo servirá para dividir a los somalíes de ambos lados de la frontera", ha destacado Abdi Ahmed.
Un portavoz del Ministerio del Interior, Mwenda Njoka, ha explicado a IRIN que el muro lo construirá el Servicio Juvenil Nacional bajo la supervisión del Ejército. "El muro pretende fundamentalmente limitar el paso ilegal y supervisar el momiento de las personas. Las personas que tengan documentación legal podrán cruzar cuando los agentes recojan sus datos. Queremos saber detalles de las personas, por qué cambian de país y cuáles son sus intenciones", ha argumentado.
Para Abdirashid Hashi, director ejecutivo del Insitituto Patrimonio para Estudios Políticos, no es más que la respuesta de los políticos kenianos que "tenían que hacer algo, cualquier cosa". "Es una decisión reaccionaria de políticos muy nerviosos", ha apostillado.
AL SHABAAB DENTRO DE KENIA
Njoka ha explicado además que "las fuerzas de seguridad no creen que los combatientes de Al Shabaab vivan en el país (Kenia), pero se apoyan en simpatizantes que les dan respaldo logístico".
Sin embargo, tampoco la verdad de esta afirmación está clara. Morara cree que la construcción del muro "da por hecho que Al Shabaab está formado exclusivamente por 'enemigos externos' (...). El reciente atentado de Garissa solo ha servido para confirmar lo que siempre hemos sabido en este país: el grupo está reclutando a kenianos jóvenes desencantados para su ideología extremista".
De manera recurrente, los kenianos y refugiados consultados citan el muro de separación construido por Israel en Cisjordania y lo comparan con el muro keniano. "Solo han provocado que se busquen vías más creativas de superar la barrera como los túneles que excavan los palestinos para atentar contra los israelíes", ha argumentado Morara, quien también recuerda la vigilancia de la frontera entre Estados Unidos y México. "La impresionante barrera levantada en la frontera entre Estados Unidos y México no ha detenido a los mexicanos decididos a llegar a Estados Unidos", ha apuntado.
El modo de lograr acabar con la amenaza del islamismo más radical pasa, según Morara y otras organizaciones, por "generar oportunidades de empleo lucrativo para los jóvenes y hacer todo lo que podamos para eliminar la corrupción en las fuerzas de seguridad, una de los principales vulnerabilidades de Kenia ante los atentados terroristas".
Para Hashi, "lo mejor que puede hacer Kenia para vencer la grave amenaza que supone Al Shabaab tiene que ver con su capacidad de aprovechar la ingenuidad de los ciudadanos somalíes y musulmanes". Por ello, son estas mismas comunidades las que deben "liderar la batalla contra Al Shabaab".