Kinshasa advierte de que no firmará "ningún acuerdo" con el M23 porque ha dejado de existir como interlocutor

El portavoz gubernamental asegura que en Kampala únicamente se firmará una "declaración"

Europa Press Internacional
Actualizado: martes, 17 diciembre 2013 22:03

MADRID, 6 Nov. (EUROPA PRESS) -

El Gobierno de la República Democrática del Congo (RDC) ha advertido de que no firmará "ningún acuerdo" con el recién derrotado Movimiento 23 de Marzo (M23), por considerar que el grupo rebelde "se ha autodisuelto" con el fin del conflicto y, por tanto, ha dejado de "representar un interlocutor válido", y ha asegurado que todo se limitará a la firma de una mera "declaración" en Kampala, capital de Uganda.

"Solo se puede justificar un acuerdo, en su sentido etimológico, cuando hay dos realidades: el Gobierno de la RDC y una fuerza negativa, o al menos un grupo armado operativo", ha declarado el portavoz del Gobierno, Lambert Mende, citado este miércoles por la edición digital de Radio Okapi, emisora vinculada a la misión de la ONU en Congo (MONUSCO).

A juicio del portavoz, el M23 "se ha autodisuelto al declarar el fin de su luchar armada", por lo que "ya no representa un interlocutor válido para la firma de ningún acuerdo con el Gobierno en Kampala".

"No tiene sentido que vengan a distorsionar esta realidad reinventándose un M23 para firmar con ellos un acuerdo", ha manifestado. "En este punto, las respuestas a las demandas de nuestros compatriotas estarán contenidas en una declaración con las conclusiones de las negociaciones de paz y no en un acuerdo", ha advertido Mende.

El Gobierno anunció ayer martes que el M23 había sido expulsado de sus últimos bastiones en la provincia de Kivu Norte (este), y que el conflicto había "terminado". Poco después, el líder del M23, Bertrand Bisimwa, confirmó en un comunicado el fin de la lucha armada e informó de su intención de "proseguir por medios puramente políticos la búsqueda de soluciones a las causas profundas" que han contribuido a la creación del grupo rebelde.

El pasado lunes, los presidentes de los países del sur de África y la región de los Grandes Lagos solicitaron al M23 en Pretoria que pusiera fin al conflicto y entregara las armas, y defendieron la firma de un acuerdo de paz "a condición de que el M23 haga una declaración pública renunciando a la rebelión" y de que el Gobierno haga "una declaración pública de aceptación".

"Cinco días después de que esto ocurra, se podría firmar formalmente el acuerdo", recoge el comunicado, firmado por los presidentes de Malaui y Uganda, Joyce Banda y Yoweri Museveni, respectivamente, en representación de los líderes del sur del continente y la región de los Grandes Lagos.

EL M23

El M23 se alzó en armas en abril de 2012 para protestar por el incumplimiento del acuerdo de paz firmado en 2009 entre el Gobierno y el Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), un grupo guerrillero que, al igual que el M23, era de extracción fundamentalmente tutsi y también contaba con el apoyo de Ruanda.

Aquel acuerdo permitió la integración en el Ejército de los rebeldes de CNDP, incluidos varios comandantes acusados de graves violaciones de Derechos Humanos --entre ellos Bosco Ntaganda, actualmente en poder del Tribunal Penal Internacional-- que, andando el tiempo, se convirtieron en la base del M23.

En noviembre de 2012, el M23 lanzó una vasta ofensiva que le permitió ocupar durante diez días la capital de Kivu Norte, Goma, y que concluyó en diciembre con un acuerdo de paz y el inicio de negociaciones con el Gobierno en Kampala, que se estancaron poco después de comenzar. La última ofensiva importante del M23 se produjo el pasado mes de agosto en torno a Goma.

La derrota definitiva del M23 es el resultado de la ofensiva lanzada en las últimas semanas por el Ejército con el apoyo --a última hora-- de la brigada de intervención de la ONU, que había conseguido expulsar a los rebeldes de su último reducto, Bunagana, y arrinconarlos en las colinas de Runyoni, Mbuzi y Tshanzu, próximas a Ruanda y Uganda.

Con el M23 derrotado, y a la espera de los resultados del posible proceso negociador, la atención se centrará en los alrededor de 20 grupos armados que siguen operando en Kivu Norte, una región castigada desde hace al menos quince años por un gravísimo conflicto armado alimentado por la competencia internacional por hacerse con sus minerales estratégicos, como el oro, el cobre, el cobalto y el coltán, y por las tensiones étnicas internas y transfronterizas.

Naciones Unidas ha acusado a los gobiernos ruandés y ugandés, a través de varios informes, de apoyar militar y logísticamente a los grupos rebeldes que actúan en el este de RDC con el objetivo de apoderarse de los recursos naturales de su país vecino. Ruanda y Uganda han negado insistentemente estas acusaciones.

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