Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela
REUTERS / MARCO BELLO
Actualizado: viernes, 11 agosto 2017 18:20

CARACAS, 11 Ago. (Reuters/EP) -

Los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que fueron designados por la Asamblea Nacional --controlada por la oposición venezolana-- han buscado protección internacional por la amenaza de cárcel lanzada por el Gobierno de Nicolás Maduro, que en algunos casos incluso les ha empujado a salir de la nación caribeña.

Es el caso del magistrado Miguel Ángel Martin. Partió de noche e hizo más de 500 kilómetros con el coche para después embarcarse en un pequeño bote durante siete horas hasta la isla de Curazao, donde cogió un avión rumbo a Washington, su destino final.

Martin, de 50 años de edad, cuenta que se vio obligado a abandonar Venezuela porque agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) comenzaron a seguir sus pasos y los de los otros 32 magistrados --entre titulares y suplentes-- que conforman el alto tribunal.

No es el único que ha tomado la decisión de abandonar tierras venezolanas. Otros magistrados han llegado a Estados Unidos --alguno incluso a pie--, seis se encuentran en Colombia y ocho se han refugiado en las embajadas de Chile y Panamá en Caracas.

"Nunca imaginé que iban a tener una reacción tan agresiva y tan voraz. Creo que ninguno lo imaginó. Sin embargo, eso no nos doblega. Seguimos manteniendo más fuertes nuestras convicciones", ha dicho Martin en una entrevista telefónica concedida a Reuters.

Los que han decidido permanecer en Venezuela sin amparo internacional se enfrentan a ser detenidos y procesador por un delito de "usurpación de funciones". El 'chavismo' no reconoce la legitimidad de los magistrados nombrados por el Parlamento porque, conforme al anterior TSJ está en "desacato".

"Después de nuestra juramentación, empezaron una serie de amenazas de todo tipo y persecución de parte de los órganos de Inteligencia: pasaron por nuestras residencias, por nuestras oficinas y eso generó las señales de alerta", relata Alejandro Rebolledo, que desde julio está en casa de unos amigos en Miami.

Ya hay tres magistrados detenidos. El primero fue Ángel Zerpa, capturado por agentes encapuchados del SEBIN tras una persecución a plena luz del día. Sus compañeros denuncian que está en la sede de los servicio de Inteligencia en Caracas encadena en un baño diminuto. Los demás miembros del TSJ están en paradero desconocido.

La excepción es Jesús Rojas, otro magistrado. Ha grabado un vídeo que ha sido emitido en la televisión estatal en el que renuncia a su nombramiento parlamentario y aclara que no dio su consentimiento para ser designado. Los demás integrantes del Supremo sostiene que ha sido obligado a dar estas declaraciones.

PRESIÓN INTERNACIONAL

Los catorce magistrados que están en el extranjero celebran reuniones vía telefónica o Skype para coordinar sus pasos. Rebodello ha revelado que planean una gira internacional para exponer la "ruptura del hilo constitucional" en Venezuela.

"No es momento de medias tintas, es momento de posiciones firmes, contundentes y valientes, que es lo que espera el pueblo", ha considerado. "En Venezuela hay sed de justicia", ha sentenciado Rebolledo.

LA BATALLA POR EL TSJ

El TSJ es una institución de especial importancia en el actual contexto venezolano porque la Constitución le otorga el papel de árbitro para dirimir los conflictos que puedan surgir entre el Ejecutivo y el Legislativo.

Su papel se convirtió en protagónico a raíz de las elecciones del 6 de diciembre de 2015, que dieron a la Mesa de Unidad Democrática (MUD) --coalición opositora-- el control hegemónico de la Asamblea Nacional tras más de una década de dominio 'chavista'.

El Parlamento saliente, el 'chavista', aprovechó para nombrar a los nuevos magistrados del TSJ --que tocaba renovar-- antes de que los nuevos diputados tomaran posesión del cargo, el 5 de enero de 2016, y configuraran un Congreso opositor.

La MUD, ya a las riendas de la Asamblea Nacional, intentó impugnar a los llamados magistrados exprés, pero el TSJ decidió mantener a los jueces elegidos por el antiguo Parlamento. La sede legislativa, en señal de rebeldía, designó a otros 33 magistrados, creando un TSJ paralelo, con lo que ahora dos tribunales se disputan el trono del Poder Judicial.

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