MADRID, 23 Dic. (EUROPA PRESS) -
Médicos sin Fronteras (MSF) ha comenzado a entregar unos 8.000 kits de ayuda a miles de familias sirias desplazadas en Alepo para afrontar la llegada del invierno, un reparto que se ha hecho con urgencia, según ha afirmado la ONG en un comunicado.
MSF ha distribuido en total más de 8.000 paquetes de ayuda en dos envíos, uno de 5.200 con ayuda para que las familias desplazadas durante las primeras semanas de diciembre puedan afrontar la llegada del invierno y otro de 2.600 que serán repartidos en los próximos días.
"Esta operación de distribución está destinada a ayudarles a hacer frente a la escasez de recursos y a las duras condiciones en las que tienen que vivir a causa del conflicto, y cubrirá las necesidades de unas 40.000 personas", ha explicado el coordinador de proyectos de MSF en el norte de Siria, Carlos J. Francisco.
Según MSF la distribución de la ayuda no ha sido fácil, ya que el conflicto armado en el país y la falta de seguridad en la zona han dificultado la distribución de artículos que no fueran alimentos por parte de las ONG, a pesar de que el número de personas que se encuentran en una situación vulnerable aumenta día a día.
"La guerra está a punto de alcanzar su quinto año y la situación humanitaria en Alepo y sus alrededores es casi insoportable para gran parte de la población", ha añadido Francisco. "Ambulancias, mercados o panaderías se han convertido en blancos, por lo que resulta cada vez más difícil acceder a los servicios más básicos, incluida la ayuda médica y humanitaria". Los kits están compuestos por "ropa de invierno, mantas, lonas y cuerdas, bidones, linternas y diversos artículos de higiene".
La llegada del invierno ha hecho que la situación que sufren miles de familias empeore, sobre todo en la ciudad de Alepo, uno de los centros de los combates entre varios bandos. La ONG calcula que, de los 300.000 habitantes del este de la ciudad, un 55 por ciento, unos 176.000 sirios, han abandonado sus casas a causa del conflicto.
Alepo, la segunda ciudad más grande del país, con una población que alcanzaba el millón de personas antes del conflicto, ha sido dividida por uno de los bandos del conflicto. Muchos sirios que residen en la ciudad se han quedado sin electricidad ni agua corriente debido a los ataques aéreos y las explosiones.