El noroeste de Nigeria, nuevo foco de violencia con una presencia creciente de yihadistas

Un soldado en Nigeria
Un soldado en Nigeria - XINHUA/WALE SALAU - Archivo
Publicado: sábado, 19 septiembre 2020 10:40

El Ejército ha prorrogado otros tres meses su operación en esta parte del país, fronteriza con el escenario terrorista del Sahel central

MADRID, 19 Sep. (EUROPA PRESS) -

El noroeste de Nigeria se está convirtiendo cada vez más en un foco de violencia, con un número creciente de ataques y víctimas atribuidas a lo que el Gobierno define como 'bandidos' pero detrás de algunos de los cuales están grupos yihadistas que operan en la cuenca del lago Chad, de ahí el que los expertos apunten a que los terroristas puedan estar tratando de unir ambos escenarios.

Al menos 1.165 personas han muerto en ataques violentos en el noreste de Nigeria en los primeros ocho meses de 2020, según los datos recabados por la organización Nigeria Mourns, mientras que 113 personas han sido secuestradas en los siete estados que conforman esta región.

Según esta organización, los estados más afectados por la violencia son Kaduna, Katsina y Zamfara, con 468 muertos, 376 y 204 respectivamente, mientras que en Sokoto se han contabilizado 96, en Kano y Jigawa 10, y en Kebbi tan solo uno.

Del total de víctimas, 1.068 fueron a manos de presuntos bandidos armados, cinco en acciones de Boko Haram o Estado Islámico en África Occidental (ISWA), 73 a manos de pastores armados, seis en ataques aislados y trece en ejecuciones extrajudiciales.

El presidente del país, Muhammadu Buhari, ya prometió en su momento acabar con la violencia yihadista en el noreste, llegando incluso a dar por derrotado a Boko Haram, pero lo cierto es que pese a los esfuerzos del Ejército, que en el último año ha intensificado sus acciones en esta parte del país y eliminado a cientos de milicianos, tanto el grupo que lidera Abubakar Shekau como ISWA, que se escindió en 2016 y es la filial de Estado Islámico en la zona, siguen perpetrando ataques con frecuencia.

Recientemente, Buhari destacó que las operaciones de seguridad en el Delta del Níger, así como en los estados del centro-norte y el noroeste "están dando los resultados deseados". "Esperamos deshacernos de los bandidos, secuestradores y otros elementos criminales en estas regiones", aseguró.

AMPLIACIÓN DE LA OPERACIÓN MILITAR

Sin embargo, prueba de que pese a que se están haciendo logros la situación dista mucho de estar controlada, el Ejército ha decidido prolongar otros tres meses más su operación 'Sahel Sanity' con la que busca combatir el bandidaje, el secuestro y el robo de ganado en el noroeste, especialmente en los estados de Katsina, Sokoto y Zamfara.

El 12 de septiembre, el jefe del Ejército, teniente general Tukur Buratai, anunció que la operación, que comenzó en julio y debía terminar en septiembre, se prolongará hasta diciembre. Según explicó desde la base en Katsina donde está el mando de la operación, se ha optado por prolongarla dados los logros alcanzados hasta ahora.

Según el primer balance ofrecido el 4 de septiembre por el Ejército, en los dos primeros meses de vida la operación ha "neutralizado" a 100 bandidos armados y ha evitado 74 ataques por parte de estos y 54 secuestros, además de liberar a más de un centenar de secuestrados. Asimismo, las tropas nigerianas han recuperado miles de cabezas de ganado y se han incautado de numerosas armas y municiones, además de destruir 81 campamentos de bandidos.

"Los bandidos y otros criminales no son espíritus, viven entre la gente", destacó el jefe del Ejército, prometiendo que los militares serán "despiadados por los criminales". "Estamos decididos a trabajar aún más duro con el apoyo de otras agencias para lograr la paz en Nigeria", aseguró.

Para ello, pidió la colaboración de la ciudadanía y que comparta información con las fuerzas de seguridad. "Si no se da cobijo a estos criminales, antes ganaremos el desafío de la seguridad", subrayó el teniente general Buratai.

LOS YIHADISTAS APROVECHAN LA INESTABILIDAD

En un informe publicado hace unos meses, el 'think-tank' International Crisis Group (ICG) ya había advertido de que la creciente inestabilidad en esta parte de Nigeria estaba siendo aprovechada por los yihadistas. Desde principios de 2019, los gobernadores de estos estados han advertido de un aumento en la infiltración de yihadistas vinculados a la insurgencia de Boko Haram, que comenzó en 2009 en el estado de Borno (noreste).

El origen de esta crisis, que comenzó en Zamfara para extenderse luego a otros estados de la zona, emana de la competencia por las tierras y el agua entre los pastores, predominantemente fulani, y los agricultores, principalmente hausas, una competencia que en otras partes del continente también está generando conflicto.

Con el paso del tiempo, ambos grupos étnicos han terminado por formar sus propios "grupos armados" para su protección. En el caso de los compuestos por fulani, las autoridades nigerianas suelen referirse a ellos como "bandidos", mientras que los conformados por hausa reciben el nombre de "vigilantes", destaca ICG en su informe.

El Soufan Center también coincide en un reciente informe en que la situación se ha venido deteriorando desde 2017, con cada vez más secuestros de civiles a cambio de rescate, asaltos para saquear localidades y ataques que han provocado "daños colaterales significativos y dejado decenas de civiles muertos".

Uno de los motivos del aumento de la actividad de los 'bandidos', apunta Soufan Center, es la ausencia de autoridades de gobierno efectivas en el noroeste junto a "la pérdida de tierras de pastoreo debido a la degradación medioambiental".

EL NOROESTE OFRECE NUEVAS OPORTUNIDADES

Según este centro especializado en asuntos de seguridad y dirigido por Alí Soufan, un antiguo agente del FBI experto en Al Qaeda, la situación que hay en el noroeste "presenta oportunidades" tanto para Boko Haram como para ISWA "para escapar de la presión en Borno y recabar fondos saqueando a las comunidades locales".

Además, "pueden seguir expandiendo su influencia y propagando su ideología al relacionarse con los grupos de bandidos" reeditando el nexo "delincuencia-terrorismo" que ya se ha constatado en otras partes del Sahel, destaca el artículo.

Fuentes de seguridad consultadas por el ICG han apuntado al "resurgimiento" de Ansaru, antigua escisión de Boko Haram que ya estuvo activa en el noroeste de Nigeria entre 2011 y 2014 y que es considerada leal a Al Qaeda, así como a la llegada de elementos también de ISWA. Desde finales de 2019, según el 'think-tank', tanto ISWA como Ansaru han comenzado a reivindicar ataques en la región.

Ahora, subraya Crisis Group, existe el temor de que "la región pueda convertirse pronto en un puente terrestre que conecte la insurgencia islamista en el Sahel central", donde operan las filiales de Al Qaeda y Estado Islámico, y "la insurgencia que ya tiene una década en el la región del lago Chad en el noreste de Nigeria".

Además, incide por su parte Soufan Group, el hecho de que la amenaza yihadista se esté propagando del noreste al noroeste ofrece "posibilidades para que ISWA y Ansaru enlacen con sus aliados de Estado Islámico y de grupos aliados con Al Qaeda en el vecino Níger y en el Sahel en su conjunto".

Así pues, "parece haberse materializado un 'arco de inestabilidad' en el Sahel y las autoridades locales y regionales no están equipadas para afrontarlo de forma efectiva", previene Soufan Group, que apunta además a que los grupos en ambos teatros de operaciones "estarían operando de forma más estrecha" y no cabe descartar su cooperación "si va en su beneficio mutuo".

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