La ONU acusa a fuerzas leales al Gobierno iraquí de abusar de quienes huyen de Faluya

Fuerzas iraquíes y milicias chiíes avanzan hacia Faluya
THAIER AL-SUDANI/REUTERS
Europa Press Internacional
Actualizado: martes, 7 junio 2016 16:19


MADRID, 7 Jun. (EUROPA PRESS) -

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Hussein, ha asegurado que cuenta con informes "creíbles" y "extremadamente preocupantes" sobre los abusos que estarían sufriendo los civiles que huyen de la ciudad de Faluya a manos de fuerzas leales al Gobierno iraquí.

Naciones Unidas calcula que unas 50.000 personas siguen atrapadas en Faluya, una ciudad tomada por el grupo terrorista Estado Islámico y sitiada por las tropas del Gobierno desde el pasado mes de diciembre. El Ejército lanzó en mayo una ofensiva que se encuentra paralizada precisamente para proteger a la población local.

Zeid ha advertido en un comunicado de que, a la "terrible experiencia" que supone escapar del yugo de Estado Islámico, se puede sumar todo tipo de "abusos físicos" al llegar a zonas bajo teórico control del Gobierno y sus aliados. En este sentido, ha pedido a Bagdad que tome medidas "concretas" e "inmediatas" al respecto.

"Los testigos han descrito cómo los grupos armados que apoyan a las fuerzas de seguridad iraquíes están interceptando a quienes huyen del conflicto, separando a los hombres y adolescentes de las mujeres y los niños, y deteniendo a los varones para una registro de seguridad", ha explicado el Alto Comisionado.

En algunos casos, esta vigilancia deriva en "malos tratos físicos y otras formas de abusos, aparentemente para obtener confesiones forzadas", según la investigación de la ONU, que ha alertado también de algunas denuncias sobre "ejecuciones sumarias" por parte de estos grupos armados.

Zeid ha insistido en que, si bien existe un "interés legítimo" por parte de las autoridades de vigilar a quienes abandonan zonas controladas por Estado Islámico, para determinar que no supongan un "riesgo", estos controles deberían realizarse con estricto apego a las normas internacionales y por organizaciones autorizadas.

"Es primordial que todos los individuos que huyen de la violencia de Faluya sean tratados en principio como civiles sin vínculos con los grupos armados, salvo que existan pruebas claras y convincentes de lo contrario", ha afirmado Zeid. No en vano, ha añadido, la situación actual ha sumido a los civiles en un "doble peligro", atrapados entre los abusos de ambas partes.

LA COMIDA COMO ARMA

Desde que Faluya cayó en manos de Estado Islámico, en enero de 2014, al menos 22.000 civiles han muerto y más de 44.000 han resultado heridos en todo el país. La ONU considera este balance un registro de "mínimos", ya que no incluye la provincia de Anbar, donde se encuentra Faluya, ni las muertes indirectas derivadas de la falta de agua, comida, medicamentos o atención sanitaria.

Estado Islámico ha utilizado la comida como elemento de presión en Faluya y, según las organizaciones internacionales, ya se han registrado muertes por inanición. Los milicianos de negro recorren las casas con una oferta de alimentos a cambio de recibir nuevos reclutas, según han relatado algunos supervivientes.

"Le dijeron a nuestro vecino que le darían un saco de harina si su hijo se unía (al grupo). Se negó y, cuando se fueron, huyó junto a su familia", ha relatado Hanaa Mahdi Fayadh, de 23 años y antigua residente en la zona de Sijir, en la parte noreste de la localidad iraquí, a la agencia de noticias Reuters.

"Nosotros nos fuimos porque no había comida ni madera para hacer fuego; además, los bombardeos caían muy cerca de nuestra casa", ha explicado esta mujer, que ahora vive en una escuela reconvertida en centro de refugiados en Garma. En este centro, donde viven ahora unos 1.500 desplazados, el Ejército aprovecha para analizar a los civiles huidos.

ESCUDOS HUMANOS

Otra de estas desplazadas, Azhar Nazar Hadi, de 45 años, ha asegurado a Reuters que los yihadistas le pidieron a su familia que se mudase de Sijir al centro de Faluya, algo que atribuyó a un intento de la organización para lograr escudos humanos con los que tratar de frenar la ofensiva del Ejército.

Sin embargo, optaron por "esconderse hasta que las fuerzas (del Gobierno) llegaron" y les escoltaron a un centro para desplazados. Según Hadi, cientos de personas no corrieron la misma suerte y fueron arrastrados --con su ganado-- a Faluya.

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