O.Próximo.- Un empresario palestino afincado en Galicia afirma que Al Fatá fracasó por la "ausencia de libertades"

Actualizado: lunes, 18 junio 2007 18:45

Ghaleb Jaber pide "que no cese el apoyo de los gallegos" a la lucha palestina aunque reconoce sentir tristeza ante los últimos hechos

SANTIAGO DE COMPOSTELA, 18 Jun. (EUROPA PRESS) -

El presidente de la Fundación Araguaney de Santiago de Compostela, el empresario palestino Ghaleb Jaber Ibrahim, afirmó hoy que el fracaso de Al Fatá y el consecuente ascenso del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) en la Franja de Gaza responde a la "falta de libertades en los territorios palestinos" y aseguró que la existencia de los controles supone un impedimento para los derechos civiles, lo que los sitúa como un factor causal de la pérdida de apoyos de Al Fatá.

Ghaleb Jaber manifestó hoy en una rueda de prensa en el Hotel Araguaney de Santiago de Compostela su "tristeza" ante los últimos acontecimiento de Gaza y Cisjordania y pidió disculpas por la imagen proyectada al exterior, calificada por él mismo de "lamentable", además de solicitar que "no cese el apoyo de los gallegos que creen el la lucha palestina".

Aunque reside en Galicia, concretamente en Santiago, desde hace 30 años, Jaber fue crítico con la "situación de asfixia" que padece su pueblo. Así, desmintió que Al Fatá y Hamás fuesen organizaciones representativas de la mayoría de la población árabe. Existen más de doce organizaciones, laicas y religiosas, aseguró, por lo que no se puede reducir la situación a un enfrentamiento dual.

También lamentó que los centros educativos e incluso las universidades de Palestina no pudiesen realizar los exámenes de final de curso e identificó esta consecuencia directa como "condenable". Por otra parte, tranquilizó la situación constatando que desde hace tres días no se producen muertes ya que, tanto Al Fatá como Hamás, tienen la orden de evitar el derramamiento de sangre. Del mismo modo, confió en que el pueblo palestino no se divida.

Ghaleb insistió en la tristeza que siente respecto de una situación que se ha agravado desde el año 2000 y recordó el gran crecimiento y desarrollo que se produjo en el período 1996-2000, cuando se generó empleo y desarrollo, no sólo en Cisjordania donde ya existe un nivel cultural y una industria consolidada, sino también en Gaza, donde aseguró que la sociedad posee un nivel más bajo de formación.

ESPERANZA

Ingenieros y médicos no tienen perspectivas de futuro, lo que les ha llevado a vivir un episodio "tremendo" para toda la sociedad palestina. Por ello, apostó por la negociación como única vía de solución, aunque recordó que mientras que "exista ocupación no habrá esperanza".

En apoyo del diálogo también lo manifestó hace unas semana el conocido mediador y profesor de estudios de paz Johan Galtung, quien indicó que sin cesión de ambas partes y negociaciones los enfrentamientos se mantendrán.

Jaber mencionó hoy los acuerdo alcanzados en la ciudad natal de Galtung, en Oslo (Noruega) donde, según explicó se encuentra el reconocimiento de las fronteras de Israel de 1967 y la cesión del 78% del territorio palestino. Por este motivo, el empresario palestino afincado en Santiago se preguntó que más debían hacer sus compatriotas cuando la otra parte de la negociación no había cumplido.

NEGOCIACIÓN

"Los acuerdos en general tienen una duración determinada", así confió en la ayuda la sociedad internacionales y de actores que ejercen influencia exterior sobre este territorio. Tampoco descartó el boicot de ciertos productos israelíes como acto de protesta. "Gestionan la electricidad o el abastecimiento de agua y prohíben la creación de pozos bajo las casas de los palestinos", aseguró.

Además, generan una economía "dependiente" a partir del uso de mano de obra barata de origen palestino. "Entre 300.00 y 500.000 trabajadores árabes sustentan la economía del pueblo israelí", lamentó, mientras que "el 70% de los hebreos conforman la esfera militar, activa o pasiva del estado sionista en el 78% del territorio cedido por los palestinos".

Según dijo, se trata de un tipo de "apartheid" que permite trabajar durante el día a la población palestina en suelo ahora israelí, mientras que por la noche los trabajadores duermen al otro lado de las fronteras.