Actualizado: lunes, 30 noviembre 2015 16:24

ESTAMBUL, 30 Nov. (EUROPA PRESS) -

Milicianos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) han atacado a un grupo que investigaba la muerte de Tahir Elçi, decano del Colegio de Abogados de Diyarbakir (sureste) y destacado activista kurdo, asesinado el pasado sábado tras una rueda de prensa.

Los atacantes han empleado explosivos de fabricación casera y armas de fuego largas. Participaban en la comisión el fiscal jefe de Diyarbakir, Ramazan Solmaz; su 'número dos', Gürkan Kütük; varios fiscales más, inspectores y representantes del Colegio de Abogados.

No hay que lamentar víctimas pese a que el ataque provocó un breve tiroteo entre los milicianos y efectivos de las fuerzas de seguridad que custodiaban el lugar del asesinato de Elçi.

Se trata del segundo ataque contra el personal que investiga la muerte de Elçi en el barrio de Sur, en Diyarbakir, informa la agencia de noticias turca Anatolia. El mismo día del asesinato los investigadores tuvieron que abandonar el lugar por enfrentamientos armados. Dos policías resultaron heridos.

Elçi estaba inmerso en un proceso judicial por afirmar que el PKK no era una organización terrorista, como sostienen el Gobierno turco, Bruselas o Washington. En cualquier caso, Elçi había condenado la violencia del PKK.

En el ataque contra Elçi también murieron dos policías y este domingo el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, ha confirmado que el arma hallada junto al cadáver de Elçi fue la misma utilizada para matar a los agentes. Davutoglu ha asegurado que cogerán a los responsables.

Tras el asesinato de Elçi surgieron protestas y manifestaciones espontáneas en las zonas de mayoría kurda y las autoridades han impuesto un toque de queda en el distrito de Sur con operaciones para intentar sacar de las calles a las juventudes del PKK. En Estambul, la Policía empleó gases lacrimógenos el sábado por la noche para dispersar las protestas por el asesinato.

Cientos de personas han muerto desde que en julio se rompiera el alto el fuego pactado por el PKK y Turquía en el marco de unas negociaciones de paz cada vez más maltrechas que buscan cerrar un conflicto que se ha cobrado unas 40.000 vidas desde que estalló, en 1984.

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