El presidente pide calma a la población de cara al dictamen de hoy del Supremo sobre las elecciones

Europa Press Internacional
Actualizado: sábado, 30 marzo 2013 9:17

NAIROBI, 30 Mar. (Reuters/EP) -

El presidente saliente de Kenia, Mwai Kibaki, ha pedido a la población que no reaccione con violencia al dictamen que hoy emite el Tribunal Supremo sobre el resultado de las elecciones presidenciales, ante el temor de que se repita la ola de violencia post electoral de 2007.

El Supremo se pronunciará sobre la validez de los comicios del pasado 4 de marzo a petición del primer ministro y candidato derrotado, Raila Odinga, quien denuncia "irregularidades flagrantes" en la votación. De fallar a su favor, el Tribunal podría ordenar un nuevo recuento o bien la repetición de los comicios.

"A la espera del veredicto del Supremo, pido a todos que acepten el dictamen y mantengan la paz", declaró ayer el presidente Kibaki en un mensaje con motivo de la celebración del Viernes Santo cristiano. "Los kenianos", añadió, deberían reanudar sus actividades económicas rutinarias tan pronto como el país vuelva a la normalidad".

El rival de Odinga y vencedor, el viceprimer ministro Uhuru Kenyatta, que se hizo con poco más del 50 por ciento de las papeletas, criticó ayer duramente la admisión a trámite de la queja del primer ministro, pero pidió disculpas poco después por sus declaraciones, consciente de que cualquier error de cálculo podría instigar de nuevo la violencia. Debajo de la rivalidad entre Kenyatta y Odinga subyace el conflicto entre sus respectivas tribus, los Kikuyu y los Luo.

"No era mi intención que sonase informal cuando hablé de los jueces de nuestro Tribunal Supremo. Por eso quiero presentar mis sinceras disculpas. Mi falta de formalidad puede ser interpretada como falta de respeto por el tribunal y ése no es el caso", ha argumentado Kenyatta, quien a su vez está reclamado por el Tribunal Penal Internacional --junto a su candidato a vicepresidente, William Rutto-- precisamente por su implicación en las matanzas.

Ambos niegan su implicación en los enfrentamientos de diciembre de 2007, que dejaron más de 1.200 muertos y mutilaron la economía nacional hasta niveles que todavía no ha recobrado, al ahuyentar el turismo y la inversión.

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