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CAMBRIDGE, (EEUU), 27 (Reuters/EP)
El presidente de Ruanda, Paul Kagame, ha defendido este viernes la medida adoptada en referéndum el pasado mes de diciembre que le permitirá aspirar a un tercer mandato y que podría extender su cargo hasta 2034, una decisión que ha sido duramente criticada, tanto por Estados Unidos como por otros países occidentales.
Pese a las críticas, Kagame, que ha tenido el control del Gobierno del país africano desde que las fuerzas rebeldes que dirigía acabaron con tres meses de matanzas en 1994, genocidio en el que murieron más de 800.000 personas, se ha defendido asegurando que lo que hace es seguir la voluntad de su pueblo.
"Los ruandeses, la mayoría de ellos menores de 30 años, están más preocupados de alcanzar nuestro potencial que de volver a caer en el oscuro pasado", ha asegurado Kagame en un discurso pronunciado en la Universidad de Harvard, en Cambridge, en el estado estadounidense de Massachusetts.
"Hay un nuevo fundamentalismo democrático que valora la forma más que la sustancia", ha añadido Kagame. "Si es inherentemente antidemocrático enmendar las constituciones, ¿por qué contienen disposiciones para hacerlo en cualquier parte del mundo?", ha preguntado.
El Departamento de Estado de Estados Unidos manifestó, el pasado mes, su "profunda decepción" ante la decisión del ruandés de aspirar a un tercer período en el cargo.
"Si alguien quiere mantenerse en el poder cuando el pueblo no lo quiere --algo que ha ocurrido, lo he visto en África--, acaba siempre en desastre", ha indicado. "¿Es lo mismo que ocurre en Ruanda? Yo os digo que no", ha añadido.
400 MUERTOS EN BURUNDI
Kagame no hizo casi alusión a los enfrentamientos en la vecina Burundi, donde más de 400 personas han muerto desde que el presidente, Pierre Nkurunziza, declaró su intención de mantenerse en un tercer mandato en abril.
Desde entonces, unas 250.000 personas han huido del país y un informe confidencial del Consejo de Seguridad Naciones Unidas, publicado por la agencia Reuters a principios de mes, ha acusado a Ruanda de estar reclutando y entrenando a algunos de ellos como combatientes, mirando hacia el posible derrocamiento de Nkurunziza.
Ruanda ha negado estos cargos y Kagame, en su intervención, sólo ha dicho que "los últimos dos años, ha sido complicado".