Refugiados somalíes en el campo de Dadaab
REUTERS / BAZ RATNER
Actualizado: miércoles, 20 diciembre 2017 17:04

CAMPO DE REFUGIADOS DE DADAAB (KENIA), 19 Dic. (Reuters/EP) -

Las decenas de miles de somalíes que continúan en el campo de refugiados de Dadaab, en Kenia, están en una delicada situación en la que deben elegir si volver a un país aún en guerra o asumir los recortes de la ayuda humanitaria que ya ha comenzado a aplicar el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU.

El PMA recortó en octubre a la mitad las raciones de alimento y el dinero que le daba a los habitantes de Dadaab, un macrocampo donde aún viven unas 240.000 personas. La organización atribuyó dicha decisión a la falta de financiación, fruto en gran medida del giro de fondos hacia otros conflictos más nuevos como Siria o Sudán del Sur.

"Toda la atención se la llevan las nuevas crisis", ha admitido este martes el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, que ha visitado la zona. En este sentido, ha apuntado que los somalíes pueden regresar a su país si así lo desean y que "en cualquier parte del proceso pueden cambiar de idea".

La ONU lanzó su Programa de Repatriación Voluntaria en diciembre de 2014, presionada por las autoridades kenianas --éstas amenazaron incluso con cerrar el campamento en 2016--. Desde que esta iniciativa está en vigor, han retornado casi 75.000 somalíes, entre ellos 32.000 este año.

Dos familias han reconocido a Reuters que la reducción de la ayuda las ha obligado a endeudarse para poder dar de comer a sus hijos. Para solventar estas deudas, se han ofrecido voluntarias a volver a Somalia a cambio de recibir 150 euros por persona, un dinero teóricamente destinado a comenzar una nueva vida.

Kahtra Nour Hassan, madre de seis hijos, ha vivido en Dadaab desde que huyó de Kismayo en el año 2010, después de enviudar en dos ocasiones de combatientes somalíes. Parte del dinero del Programa de Repatriación Voluntaria de la ONU lo ha utilizado para devolver 40.000 chelines (casi 330 euros) a vendedores locales.

"No había suficiente comida", ha asegurado esta mujer de 40 años, al reconocer que "muchas" de las familias que deciden regresar "tienen deudas", algo que también quedó de manifiesto en un artículo publicado el domingo en 'The Washington Post' y que recogía igualmente entrevistas.

"NO CREEMOS QUE SEA UNA ZONA DE GUERRA"

Sin embargo, un alto cargo keniano responsable de temas de refugiados, Kodeck Makori, ha discrepado de esta versión y ha alegado que "Somalia es ahora un país bastante pacífico. "No creemos que sea una zona de guerra. De ser así, ¿por qué estarían volviendo?", ha planteado.

Algunas zonas de Somalia como Kismayo han recuperado parte de la estabilidad tras el surgimiento de las administraciones regionales y a la labor de las fuerzas de paz de la Unión Africana, que han logrado recuperar territorio frente al grupo terrorista Al Shabaab, pero amplias zonas del centro y del sur del país siguen bajo el yugo islamista.

Al Shabaab, afín a Al Qaeda, también ha demostrado su capacidad para seguir cometiendo atentados incluso en la capital, Mogadiscio, donde más de 500 personas murieron en octubre como consecuencia de un atentado. Naciones Unidas estima que, desde el año 2016, han muerto en incidentes violentos más de 2.000 civiles y ha admitido que 400 de las personas retornadas a Somalia han vuelto a Dadaab.

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