LONDRES, 6 May. (EUROPA PRESS) -
El calificativo de sin precedentes que habitualmente se atribuye a los procesos electorales cobra significado real en las generales de este jueves en Reino Unido, donde las encuestas anticipan un escenario sin hegemonías que desafía los precedentes históricos, ya que para encontrar un referente de dos gobiernos de coalición consecutivos hay que remontarse hasta 1910.
Aunque la decisión de pactar dependerá, en última instancia, de los partidos y de su capacidad de garantizar la estabilidad, un análisis de los comicios celebrados desde el fin de la Segunda Guerra Mundial muestra que Reino Unido no es una plaza acostumbrada a la ausencia de mayorías absolutas. De las 18 convocatorias registradas desde 1945, sólo dos dejaron un Parlamento sin supremacías, la más reciente, la de 2010, que llevó a la formación del primer bipartito en más de 70 años.
La ocasión anterior había sido en febrero de 1974, cuando el laborista Harold Wilson constituyó un gobierno en minoría al que pronto reforzó con una nueva convocatoria de generales en octubre en las que consiguió la ansiada mayoría absoluta. El margen, con todo, fue tan escaso que los cinco años posteriores se convirtieron en un 'via crucis' que obligó a pactar con los liberales y que acabó con el voto de "no confianza" promovido por Margaret Thatcher en 1979 con el apoyo de los nacionalistas escoceses.
Precisamente el empate técnico entre los dos principales partidos que la demoscopia presenta este 2015 ha reabierto el debate sobre las opciones de tumbar a un ejecutivo en la Cámara de los Comunes. La vulnerabilidad de un panorama sin hegemonías en Westminster y el riesgo de potenciales pinzas ha llevado a Reino Unido a mirar al pasado no sólo para analizar el grado de éxito de los gobiernos en minoría, sino para descubrir que sólo ha habido tres gobiernos no liderados por la fuerza con más diputados, el último en 1923.
En un contexto en el que se debate la legitimidad del Laborismo para formar gobierno aunque los sondeos le otorguen menos escaños que a los conservadores, su aspirante, Ed Miliband, puede remontarse al primer 'premier' laborista que tuvo Reino Unido hace 92 años. Ramsay MacDonald llegó a Downing Street gracias al apoyo de los liberales, a pesar de haber logrado 67 diputados menos que los 258 de los 'tories'. Lo menos halagüeño para el candidato debutante es que el ejecutivo duró tan sólo diez meses.
REFERENTES SIN APENAS PRECEDENTES
No en vano, en los últimos 100 años, tan sólo ha acontecido en tres ocasiones que un partido que hubiese perdido las elecciones obtuviese la mayoría absoluta en las generales siguientes. Esta es, sin embargo, la meta de Miliband, que tendría que irse hasta los años 30 del siglo pasado para encontrar el referente más reciente.
Las perspectivas tampoco mejoran para el aspirante a la reelección, el conservador David Cameron, puesto que tan sólo hay dos precedentes en la historia en los que un ejecutivo que estuviese en el poder durante más de dos años experimentase un aumento de su porcentaje de voto. La gesta obliga a mirar a los años 50, única década que registró este fenómeno, y, como prueba, a los sondeos actuales, que reducen hasta los 280 escaños los 307 que los 'tories' habían logrado en 2010.
Por si fuera poco, la impopularidad de los grandes partidos ha menguado sus posibilidades en las urnas. Si en 2010 en torno a un 12 por ciento del electorado evitó a conservadores, laboristas y liberaldemócratas, las encuestas han duplicado el porcentaje de votantes que este jueves no se decantarán por ninguno de los tres partidos que la pasada Legislatura dominaron el día a día en Westminster.
EVOLUCIÓN DESDE 2010
Para el miembro minoritario de la coalición, el golpe ha sido más duro, ya que su apoyo se ha reducido dramáticamente desde que se integró en el bipartito. Tan pronto como en diciembre de 2010 el respaldo había caído al 12 por ciento, más de la mitad del recibido en las generales celebradas apenas siete meses antes. Sus socios conservadores aguantaron en las encuestas algo más, pero hacia principios de 2012 comenzó una deriva que hoy los mantiene igualados con los laboristas.
Estos han sido, precisamente, los que se han beneficiado de la suerte de la tercera fuerza, con una recuperación en las encuestas fundamentada en los cientos de miles que habían elegido a los de Nick Clegg en 2010. Como prueba, las comparaciones entre la última pérdida del poder de los 'tories' y de los laboristas: si tras la victoria de Tony Blair en 1997 los conservadores necesitaron hasta nueve años para alcanzar en los sondeos una media de apoyo del 40 por ciento, sus rivales precisaron tan sólo nueve meses para hacer lo mismo tras la salida de Gordon Brown de Downing Street.
En cualquier caso, aquellas elecciones tampoco dejaron vencedores claros, puesto que, pese a llevar a su hombre al número 10, los conservadores cumplían sus cuartas generales, desde las de 1992, sin lograr una mayoría absoluta, a pesar de la impopularidad de los laboristas, que registraron en 2010 su segundo peor porcentaje de voto en 80 años. Mientras, los liberaldemócratas, aunque entraron el gobierno, perdieron escaños en relación a las generales anteriores.