Actualizado: domingo, 28 agosto 2016 11:02

TRÍPOLI, 28 Ago. (Reuters/EP) -

Un segundo miembro del Gobierno de unidad nacional de Libia cercano a la facción rival de Tobruk ha decidido poner fin al boicot a las nuevas autoridades de la nación norteafricana, las únicas reconocidas por la comunidad internacional.

Alí Gatrani ha cambiado de parecer después de que el primer ministro libio, Fayez Serraj, le invitara a reunirse con él en Trípoli este domingo para discutir sus diferencias.

Gatrani ha expresado su preocupación "por los derechos de la región de Barka y su pueblo", a los que representa, "así como por los hijos de la Policía y el Ejército sacrificados" a manos de los grupos armados que plagan Libia.

Barka es el nombre con el que se conoce a la zona oriental de Libia, con Benghazi como ciudad principal, donde las fuerzas comandadas por el general Jalifa Haftar tratan de expulsar a las milicias islamistas que se instalaron tras la caída de Muamar Gadafi, en 2011.

En la misma línea se expresó Omar al Asuad, el otro miembro del Gobierno de unidad nacional que boicoteaba al Ejecutivo de Serraj. "Estoy dispuesto a unirme y participar en la formación del próximo gabinete con un espíritu de compromiso positivo y constructivo", dijo el viernes.

Estos anuncios llegan días después de que el Parlamento de Tobruk votara en contra de una moción de confianza sobre el Gobierno de unidad nacional respaldado por Naciones Unidas, subrayando así la división entre las antiguas administraciones libias.

Es la primera votación de este tipo que se celebra en la Cámara de Representantes desde enero, cuando ya rechazó la lista inicial de ministros del Gobierno de unidad nacional, y desde que éste comenzó a funcionar en Trípoli, en marzo.

El Gobierno de unidad nacional es fruto del acuerdo suscrito en diciembre entre las autoridades de Tobruk --entonces las únicas reconocidas por la comunidad internacional-- y las rebeldes de Trípoli, sin embargo, facciones en ambos bandos se resisten a ceder el poder.

Naciones Unidas y las potencias occidentales han expresado su apoyo al Gabinete de Serraj, pero este reconocimiento dista mucho de la situación real. La nueva administración trata de imponer su autoridad en medio de la guerra contra las milicias islamistas y Estado Islámico.

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