La sequía y la guerra llevan la producción de trigo en Siria a sus niveles mínimos en 29 años

Un agricultor muestra granos de trigo en Damasco (Siria)
REUTERS / OMAR SANADIKI
Actualizado: martes, 9 octubre 2018 23:26

MADRID, 9 Oct. (EUROPA PRESS) -

Las condiciones meteorológicas adversas y la guerra en Siria han provocado un drástico descenso de la producción de cereales en el país árabe, lo que ha llevado la producción de trigo en 2018 a su mínimo en los últimos 29 años, según han alertado la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Estos organismos han detallado en un comunicado conjunto que la producción de trigo ha sido de 1,2 millones de toneladas, lo que supone cerca de dos tercios de la obtenida en 2017, especialmente debido a un periodo prolongado de sequía al comienzo de la temporada agrícola y las fuertes lluvias fuera de temporada.

A ello hay que sumar además de los daños causados por el conflicto en vastas áreas agrícolas, el desplazamiento de miles de agricultores debido a los combates y el aumento del coste de los insumos agrícolas.

En este sentido, la FAO y el PMA han resaltado que 5,5 millones de sirios siguen padeciendo inseguridad alimentaria y requieren algún tipo de ayuda, al tiempo que ha señalado que la cifra de personas en esta situación en la provincia de Idlib (noroeste) --controlada por los rebeldes-- podría ser de entre 500.000 y 800.000.

"Este año nos sentimos alentados por algunas mejoras en los niveles de seguridad alimentaria", ha dicho Corinne Fleischer, directora de País y Representante del PMA en Siria.

"Sin embargo, el conflicto ha deteriorado gravemente los medios de vida y provocado un desempleo generalizado. La ayuda humanitaria continua a gran escala es esencial para evitar que las familias más vulnerables vuelvan a caer en la pobreza y el hambre", ha explicado.

Fleischer ha apuntado que el organismo "trabaja codo con codo junto a la FAO para ofrecer programas que creen oportunidades de empleo y medios de vida para empoderar a los sirios a medida que comienzan a recuperarse y reconstruir sus vidas y su país".

Por su parte, Mike Robson, representante de la FAO en Siria, ha resaltado que "la recuperación agrícola es esencial para Siria, ahora y en el futuro" y ha agregado que la organización "se ha centrado en evitar que la producción se colapsara durante el conflicto".

Además, la FAO "participa en una serie de actividades en el país para apoyar el riego, la vacunación del ganado, la nutrición en los hogares y las iniciativas empresariales entre los desplazados".

Por ello, estas organizaciones han explicado que, pese a la mejora de la seguridad y la reapertura de las rutas de suministro --que han hecho que los precios de los alimentos hayan bajado cerca de un 40 por ciento respecto a 2017--, los precios siguen siendo casi siete veces superiores a los que había antes de la guerra.

La FAO y el PMA han hecho hincapié en que además hay tasas de desempleo de hasta el 60 por ciento, lo que hace que las familias hagan frente a un poder de compra reducido que limita su capacidad para satisfacer sus necesidades básicas.

EL IMPACTO DE LA SEQUÍA

Las condiciones meteorológicas de este año han provocado una recolecta del 38 por ciento del trigo que se cosechaba anteriormente en las zonas de secano, y los campesinos de la provincia de Hasaka --considerada el granero de Siria-- han hablado de la peor temporada agrícola que recuerdan.

La cebada, un cultivo más tolerante a la sequía, ha tenido un mejor resultado, pero la producción cayó igualmente a su nivel más bajo desde 2008. Los agricultores han apuntado como motivos a la escasez de agua, el alto coste del combustible y la falta de maquinaria.

La FAO y el PMA han resaltado que el conflicto ha tenido un gran impacto en el sector agrícola y han alertado de que esto provocará un "grave problema" el año que viene, ya que muchos campesinos dependen para la siembra del grano guardado de sus propias cosechas.

Asimismo, existen limitaciones sobre los insumos y equipos como fertilizantes, combustible, plaguicidas, tractores, etc. A ello hay que sumir que el tamaño de la cabaña ganadera, que ha disminuido hasta la mitad de los niveles de 2011, podría disminuir a causa de un aumento del sacrificio de animales según suben los precios de los piensos.

Pese a ello, han manifestado que los niveles de seguridad alimentaria han mejorado "ligeramente" en el país durante el último año, si bien sigue habiendo áreas que generan "gran inquietud" y donde el conflicto permanente provoca nuevos desplazamientos.

"Casi uno de cada cuatro hogares experimenta un bajo consumo de alimentos, incluido el acceso limitado a micronutrientes clave. Las más afectadas son las familias desplazadas, los repatriados y los hogares encabezados por mujeres", han indicado.

Por último, han explicado que "la disminución de los niveles de ayuda externa podría ser una grave amenaza para los recientes avances en la seguridad alimentaria, a menos que haya una recuperación económica y un crecimiento sustanciales".

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