MADRID, 19 Ene. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Egipto, Abdelfatá al Sisi, ha asegurado este domingo que no hay presos políticos ni restricciones a la libertad de expresión en el país, agregando que los estándares occidentales en esta materia no se ajustan a la situación actual en el país africano, según ha informado el diario egipcio 'Al Ahram'.
Al Sisi endureció su campaña contra la formación islamista Hermanos Musulmanes y los grupos revolucionarios que encabezaron las protestas que provocaron la caída del régimen de Hosni Mubarak en 2011 tras acceder a la Presidencia en 2014, desatando numerosas críticas por parte de la comunidad internacional.
La campaña se ha saldado por el momento con miles de encarcelados y condenados por diversos cargos en juicios que han sido denunciados por las ONG internacionales por su falta de transparencia.
Además, cientos de miembros y seguidores de Hermanos Musulmanes han muerto en la represión de sus protestas tras el derrocamiento de Mohamed Mursi en julio de 2013. El nuevo Gobierno declaró al grupo como una organización terrorista, incrementando su presión contra la formación.
El propio expresidente hace frente a varios juicios por múltiples cargos, algunos de los cuales implican la pena de muerte. El veredicto en el caso abierto contra él por incitación al asesinato de manifestantes frente al palacio presidencial en diciembre de 2012 se conocerá el 21 de abril.
Por otra parte, Al Sisi se ha pronunciado sobre la campaña del Ejército contra el terrorismo en la península del Sinaí, recalcando que "el extremismo se ha difundido en la zona debido a años de negligencia". El propio Al Sisi era jefe del Ejército en el momento del golpe contra Mursi.
El Ejército egipcio lleva más de una década combatiendo contra los grupos de milicianos islamistas en la península, donde se ha registrado un aumento de los ataques en el último año y los milicianos han expandido su zona de acción hasta El Cairo y el delta del Nilo.
El Gobierno egipcio declaró el 24 de octubre el estado de emergencia en varias zonas de la región del norte de Sinaí, incluyendo un toque de queda, como consecuencia de la muerte de 31 miembros de las fuerzas de seguridad en dos atentados.
