KABUL, 20 Feb. (DPA/EP) -
Un joven militar del Ejército afgano se ha suicidado en el interior de un cuartel de la Policía en Kunduz, en el norte de Afganistán, después de que las autoridades hayan hecho caso omiso de su solicitud para que el entregaran el cadáver de su padre, un militar muerto en un ataque de los talibán.
Según han informado las autoridades, el joven militar afgano ha pasado cerca de dos semanas esperando a que el cadáver de su padre sea trasladado a su localidad natal en la provincia de Badajshán sin que se haya procedido a enviar el féretro.
El padre, identificado como Nematulá y que también fue militar, murió en un ataque talibán en la provincia de Faryab, en el norte de Afganistán, según ha explicado el jefe de la Policía de Kunduz, Baqi Nooristani.
Su hijo, Dad Mowla, se incorporó al Ejército afgano hace tres años y también estuvo desplegado en Faryab, según ha contado Farahnaz Pamiri, miembro del consejo provincial.
El traslado del cadáver se retrasó ocho días en la provincia de Balj y luego otros tres días en Kunduz, ha explicado Pamiri, que ha incidido en que la demora dejó totalmente contrariado al joven militar afgano.
Pamiri ha contado que los retrasos en el traslado de cadáveres de militares son muy habituales, salvo en los casos en los que las familias tienen influencia con las autoridades. Algunos cadáveres llegan a tardar varias semanas en ser trasladados a sus localidades natales. En Afganistán también es habitual enterrar a varios familiares el mismo día.
Tras el suicidio, el cuerpo del padre y del hijo fueron de inmediato trasladados a Badajshán y fueron enterrados el martes en su localidad natal, en el distrito de Shughnan, según ha detallado Nooristani.
