Prayuth Chan Ocha
ATHIT PERAWONGMETHA / REUTERS
Actualizado: domingo, 20 septiembre 2015 5:33

UDON THANI, Tailandia, 20 Sep. (Reuters/EP) -

Desde un exilio autoimpuesto, el influyente líder del movimiento de oposición de los 'camisas rojas' de Tailandia, el ex primer ministro Thaksin Shinawatra, ha enviado un mensaje muy simple a sus seguidores, hartos de la ley de hierro de la junta militar que dirige el país: "Pasad desapercibidos, no entréis en pánico y haced el muerto".

El multimillonario ex primer ministro, líder político durante mucho tiempo entre el marginado electorado en el norte del país, está siguiendo los acontecimientos del país desde cerca y pidiendo paciencia a aquellos que quieren ver a sus aliados volver al poder.

"Cuando hablé con Thaksin, me dijo que me hiciera el muerto un poco más", ha asegurado el líder de los 'camisas rojas' Kwanchai Praipana, conocido y seguidor del ex primer ministro, en la provincia de Udon Thani, en el norte del país.

"Me dijo que (...) esperáramos hasta las próximas elecciones. Ese será el momento en el que ganaremos. La única cuestión es si se celebrarán realmente esas elecciones", asegura Kwanchai, que sostiene que habló con Thaksin hace un mes, aunque no ha especificado cómo se comunicaron.

Thaksin, que vive en el extranjero para evitar cumplir una pena por corrupción dictada en 2008, fue derrocado en 2006 en un golpe de Estado pero continúa teniendo gran influencia en la política nacional.

Aunque son los militares los que se aferran al control del país desde que derribó a los restos del Gobierno de la hermana de Thaksin, Yingluck Shinawatra, también expulsada del Gobierno hace un año tras otro golpe, él y sus aliados han ganado todas las elecciones desde 2001.

La ira se ha extendido entre agricultores debido en gran parte, al recorte de los subsidios rurales, por lo que los agricultores de arroz han visto cómo caían hasta un tercio los ingresos por kilo de arroz, y siguen luchando con dificultad para devolver la deuda que contrajeron en los buenos tiempos.

Por otro lado, los opositores políticos también han visto mermadas sus libertades. La prohibición de Prayuth a cualquier tipo de actividad política ha restringido severamente el movimiento de los 'camisas rojas' y su junta ha puesto fin a cualquier tipo de disidencia abierta. "Nos ha intimidado demasiado", sostiene Kwanchai, añadiendo que él mismo tiene que informar de todos sus movimientos diarios a las autoridades militares locales.

El líder golpista y jefe de la junta, el general Prayuth Chan Ocha, ha asegurado que las elecciones no se celebrarán hasta "cerca" de julio de 2017, el último retraso al regreso de la democracia a Tailandia.

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