Túnez.- Una activista tunecina pide que UE deje de apoyar a "Gobiernos represores" con la excusa de la amenaza islamista

Europa Press Internacional
Actualizado: martes, 18 enero 2011 14:00

MADRID 18 Ene. (EUROPA PRESS) -

La presidenta de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), la tunecina Souhayr Belhassen, reclamó este martes a los países de la Unión Europea que dejen de apoyar a "Gobiernos represores" con el "latiguillo de la amenaza fundamentalista".

Asimismo, advirtió de que los Gobiernos de Egipto, Argelia y Jordania deberían "escuchar las voces de las calles tunecinas", pero admitió que se trata de "regímenes viejos y sordos" incapaces de afrontar "los cambios necesarios".

En declaraciones a la agencia misionera de noticias MISNA, Souhayr Belhassen afirmó que los países de la UE deberían dejar de "justificar el apoyo a Gobiernos represores y lesivos contra los Derechos Humanos con el latiguillo constante de la amenaza fundamentalista".

"¿Acaso alguien ha visto a algún hombre gordo con barba y turbante subiendo y bajando por la avenida Habib Burguiba?", declaró, en referencia a las movilizaciones sociales que han permitido el derrocamiento del presidente.

Según la activista, la caída de la dictadura del ex presidente Zine al Abidine Ben Alí ha sido posible gracias al "pueblo tunecino, que ha conseguido que se haga justicia a miles de hombres y mujeres que, desde hace años, incluso antes de la llegada de Ben Alí al poder, habían luchado y pagado con la vida por alcanzar su libertad".

Souhayr Belhassen admitió que los actuales acontecimientos pueden afectar al comercio y el turismo tunecinos y, por tanto, al nivel de vida de los ciudadanos. No obstante, la población del país "sabrá entender que, pese a las dificultades de los próximos meses, existen perspectivas que devolverán a la vida un sabor y una alegría que hasta ahora se le habían negado".

Respecto al efecto dominó que los acontecimientos tunecinos puedan tener en el resto del mundo árabe, la activista declaró que los Gobiernos de Egipto, Argelia y Jordania deberían "escuchar las voces de las calles tunecinas".

No obstante, afirmó que estos países están gobernados por "regímenes viejos y sordos", incapaces de afrontar "los cambios necesarios para evitar que se repita lo ocurrido en Túnez" y de "formular proyectos" para "unos ciudadanos cuya población media es inferior a los treinta años, que utilizan las nuevas tecnologías y que escriben en una lengua común a través de las redes sociales de Internet".

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