MADRID, 3 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Ministerio de Justicia de Turquía ha asegurado este viernes a través de un comunicado que ninguno de los aproximadamente 700 presos kurdos que se encuentran en huelga de hambre para pedir un mayor respeto para los derechos de la minoría kurda y mejoras en las condiciones de encarcelamiento del líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Abdulá Öcalan, se encuentra en estado crítico.
El comunicado llega en respuesta a las afirmaciones vertidas el jueves por la Asociación Médica Turca (TTB), que alertó sobre el riesgo mortal que corrían algunos de ellos en caso de que la protesta, que lleva 52 días en vigor, se extendiera durante un plazo de unos diez días más. Según el recuento del ministro de Justicia, Sadulá Ergin, hay 683 personas en huelga de hambre en 66 cárceles turcas, según ha recogido el diario turco 'Hurriyet'.
Sin embargo, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, calificó de "espectáculo" la protesta. "En estos momentos no hay nada parecido a una huelga de hambre. Es un espectáculo", dijo Erdogan este miércoles desde Berlín.
Las autoridades, con Erdogan a la cabeza, recuerdan que los huelguistas consumen azúcar, agua y vitaminas, lo que podría prorrogar la protesta durante semanas. Además, acusan a los "mercaderes de la muerte", en referencia al PKK, de ordenar esta huelga de hambre.
En la última huelga de hambre masiva en el país, ocurrida en 2000, murieron 122 personas vinculadas con organizaciones de izquierda que denunciaban la política penitenciaria de aislamiento de los presos.
Desde que el PKK se alzó en armas en 1984 para reivindicar la independencia del sureste turco de mayoría kurda han perdido la vida por la violencia más de 40.000 personas. El grupo está incluido en las listas de organizaciones terroristas de la UE y de Estados Unidos.
Oficialmente, Öcalan es libre de recibir visitas, pero las autoridades turcas han esgrimido diferentes argumentos para evitarlo, entre ellos las condiciones climatológicas, estableciendo una prohibición 'de facto'. La decisión llegó después de que fuentes de Inteligencia indicaran que varios ataques del PKK fueron ejecutados bajo órdenes directas de Öcalan, transmitidas a través de sus abogados.
Agentes turcos encubiertos, con la ayuda de Estados Unidos, capturaron a Öcalan en Nairobi el 15 de febrero de 1999 después de que el líder del PKK tuviera que abandonar la Embajada griega en la localidad, donde había recibido refugio en su huida. En junio de ese mismo año fue condenado a muerte, sentencia que fue conmutada a cadena perpetua tras la supresión de la pena capital en el marco de las reformas de armonización con la Unión Europea.
