BRUSELAS, 5 Oct. (EUROPA PRESS) -
La Comisión Europea presentó hoy un proyecto de directiva que obligará a todos los camiones a instalar sistemas de retrovisores que eliminen completamente los ángulos muertos con el objetivo reducir el número de accidentes que afectan a ciclistas y motoristas. Cada año mueren 400 personas en la UE en siniestros provocados por conductores de camiones que no los han visto al girar a la derecha.
En el marco de su plan para reducir a la mitad el número de accidentes de tráfico en 2010, el Ejecutivo comunitario propuso además que la seguridad se tenga en cuenta desde el primer momento en el diseño de las redes transeuropeas de transportes a través de evaluaciones de impacto, auditorías e inspecciones de seguridad.
La legislación comunitaria ya obliga a todos los camiones de más de 3,5 toneladas que se fabriquen a partir de 2007 a incorporar sistemas de visión indirecta que supriman los ángulos muertos. Sin embargo, la Comisión considera que esta medida no reducirá los riesgos creados por la flota existente, alrededor de 5 millones de camiones en la UE y por ello propone ampliar esta medida a los camines que ya están en circulación. El coste medio de instalación se sitúa entre 100 y 150 euros por vehículo.
La directiva prevé una cierta flexibilidad dependiendo de la edad de los camiones. Los matriculados entre 2004 y 2007 tendrán un año más para incorporar este sistema, los registrados entre 2001 y 2004 dos años, y aquellos que lo fueron entre 1998 y 2001 dispondrán de tres años. Quedarán dispensados los vehículos cuya corta esperanza de vida no justifique el gasto o aquellos para los que el coste de instalación sea muy alto.
La otra propuesta de la Comisión exigirá a los Estados miembros tener en cuenta la seguridad vial en el estudio de impacto previo a la construcción de una infraestructura. También deberán realizarse auditorías durante el periodo de obras. Por lo que se refiere a la red ya construida, los países tendrán que identificar los puntos negros donde se producen accidentes con más frecuencia, poner carteles informativos y realizar inspecciones para verificar el estado de las infraestructuras.
Estas medidas serán de obligado cumplimiento para las redes transeuropeas y voluntarias para el resto de carreteras. Según la Comisión, su aplicación podría salvar 600 vidas al año y reducir en 7.000 el número de heridos.