La UE se encuentra paralizada desde el 'no' de Francia y Países Bajos a la Carta Magna
BRUSELAS, 1 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Constitución Europea debería haber entrado en vigor hoy 1 de noviembre, pero el 'no' de Francia y Países Bajos, en los referendos que celebraron en mayo y junio de 2005, dejó en suspenso el proceso de ratificación y mantiene paralizada a la UE desde entonces. Los líderes de los Veinticinco se han dado hasta finales de 2008 para resolver esta crisis, pero hasta ahora la única propuesta concreta para salir del estancamiento ha venido del ministro del Interior y candidato a la presidencia de Francia, Nicolas Sarkozy, que defiende aparcar la Carta Magna y elaborar un 'mini-Tratado'.
"El presente Tratado entrará en vigor el 1 de noviembre de 2006", reza el artículo 447 del proyecto de Constitución. Cuando se cumple esta fecha, todos los Estados miembros asumen que el texto sólo podrá rescatarse si se introducen algunos cambios, por ejemplo en su nombre, aunque la mayoría quiere que se mantenga el contenido. Hasta ahora, un total de 15 países (España, Luxemburgo, Alemania, Austria, Bélgica, Chipre, Estonia, Grecia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Malta, Eslovaquia y Eslovenia) han ratificado la Constitución. Finlandia tiene previsto hacerlo durante su presidencia. Pero pese a esta mayoría, nadie se plantea que sea sometida de nuevo tal cual a referéndum en Francia y Países Bajos.
En la cumbre de junio de 2006, y tras una pausa de reflexión de un año, los líderes europeos encargaron a la canciller alemana, Angela Merkel, que durante su presidencia de la UE, en el primer semestre de 2007, formule propuestas para resolver el bloqueo, que sólo podrían aplicarse a finales de 2008 o principios de 2009, coincidiendo con las elecciones a la Eurocámara y la renovación de la Comisión Europea. Merkel es precisamente una de las más firmes defensoras entre los Veinticinco de la necesidad de reanimar el Tratado Constitucional con los menores cambios posibles, y coincide en eso con el Gobierno español, como se puso de relieve en la cumbre que celebró con José Luis Rodríguez Zapatero a principios de septiembre.
En el lado opuesto se sitúa Sarkozy, que ya ha dicho claramente que el Tratado Constitucional en su forma actual nunca entrará en vigor. Por ello, aboga por un mini-Tratado que retome cuestiones como el sistema de toma de decisiones en asuntos como la lucha contra el terrorismo o la inmigración, donde la regla de la unanimidad paraliza en muchas ocasiones la adopción de medidas a nivel europeo. El mini-Tratado debería facilitar además la creación de "grupos" o "avanzadillas" de los países que quieran avanzar juntos más rápido.
Por su parte, la Comisión Europea se ha abstenido hasta ahora de hacer propuestas concretas sobre cómo resucitar la Carta Magna y ha abogado por centrarse en lo que su presidente, José Manuel Durao Barroso, denomina la "Europa de los resultados", con el objetivo de convencer a los ciudadanos de la utilidad de la UE y crear así las condiciones para resolver el problema institucional. El Ejecutivo comunitario cree que la cuestión del Tratado debería abordarse al mismo tiempo que la reforma del presupuesto de la UE (con los problemas de la Política Agraria Común (PAC) y el cheque británico) porque ambas cuestiones están ligadas.
La actual presidencia finlandesa de la UE ha evitado hasta ahora cualquier debate sobre la Constitución y ha centrado su actuación en cuestiones concretas como inmigración y energía, aunque sin demasiados resultados. No obstante, durante su recta final tendrá que abordar una de las cuestiones a la que los expertos atribuyen el 'no' de Francia y Países Bajos: la ampliación y el caso de Turquía. El Ejecutivo comunitario tiene que presentar una definición de la 'capacidad de absorción' de la UE de nuevos países, un concepto que París quiere utilizar para frenar el paso a Ankara y que centrará la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de diciembre.
El primer paso para salir de este bloqueo se tiene que producir el 25 de marzo de 2007 en Berlín, donde los líderes europeos se reunirán para festejar el 50 aniversario del Tratado de Roma, origen de la UE. En esta cumbre, los líderes europeos han acordado firmar una declaración política que recoja los "valores y ambiciones" de Europa, que podría dar ya pistas sobre una posible solución.
