Yemen vuelve a disolverse con el enquistamiento de la guerra civil

Yemen
Foto: REUTERS
Actualizado: domingo, 31 mayo 2015 11:22

Al Qaeda, huthis y separatistas del sur convierten el país en una bomba de relojería que amenaza a toda la región

   MADRID, 31 May. (EUROPA PRESS) -

   La guerra civil de Yemen no solo ha destruido las escasas posibilidades que tenía antes del conflicto para evolucionar hacia un estado plenamente funcional, sino que también ha dado a Al Qaeda las llaves de los escasos recursos del país. La revolución de 2011 puso punto y final a la unificación forzosa de Yemen bajo el derrocado ex presidente Salé, un sátrapa que actuó como dique de contención contra la acción de múltiples fuerzas religiosas y políticas que ahora campan a sus anchas y han convertido el país en terreno de nadie.    

   Los acontecimientos de la actualidad recuerdan a la guerra civil de 1994, solo cuatro años después de la unificación del país. Las fuerzas del sur, el territorio conocido como la antigua República Popular Democrática de Yemen, lanzaron una ofensiva para desvincularse del norte del país, sede del Gobierno central y puño opresor, a juicio de los separatistas, que marginaba sus intereses y explotaba los recursos petroleros de la zona.

   Al final, Salé consiguió sofocar un conflicto que dejó entre 6.000 y 10.000 muertos y concluyó con su ocupación del sur del país. La guerra, sin embargo, terminó con el nacimiento de un grupo teológico relativamente moderado, Juventud Creyente, que diez años después degeneraría en un grupo armado instrumental para entender la situación actual del país: los rebeldes huthi.

MIL AÑOS DE GOBIERNO

   Los huthi son miembros de un grupo rebelde, también conocido como Ansar Alá (Los Partisanos de Dios), que se adhieren a una rama del Islam chií conocida como Zaidísmo. Los zaidíes conforman un tercio de la población del país y han sido los gobernantes históricos de Yemen hasta 1962, cuando el líder republicano yemení Abdulá as Sallal dio un golpe de estado que acabó con más de 1.000 años de imamato.

   Los rebeldes huthi toman su nombre de Husein Badr al Din al Huthi, quien lideró en 2004 el primer levantamiento del grupo en un intento para desvincularse del gobierno central, obtener la autonomía de su tierra natal, la provincia de Sada, y preservar la tradición del zaidísimo que, a su entender, estaba siendo aplastada por los islamistas suníes. Al Huthi falleció ese mismo año por un ataque de las fuerzas militares.

   Diez años después, y dado que la necesidad hace extraños compañeros de cama, los huthis y las milicias afines al expresidente Salé han unido fuerzas en un impulso para hacerse con el control total del país. Los huthis, que entre sus pilares fundacionales proclaman la "muerte a Israel y a América", el fin de la corrupción endémica en el Gobierno y el fin de la influencia occidental, se hicieron con el control de la capital, Saná, en septiembre y pusieron en fuga el pasado mes de marzo al presidente Abd Rabbu Mansur Hadi .

mapa de yemen

   De no ser por la intervención de Arabia Saudí, la gran potencia suní de la región y enemiga declarada de los Huthis, y la resistencia interpuesta por las milicias del sur del país --que luchan bajo la bandera del antigua República Popular Democrática-- habrían obtenido a estas alturas el dominio total de Yemen.

   Los residentes del sur del país, comenzando por los de la ciudad portuaria de Adén, la segunda más importantes del país, contemplan seriamente unirse a las milicias meridionales y han perdido toda esperanza de unificación. "¿Qué clase de unidad puede haber", se pregunta el residente Salem Hashem, "tras la destrucción que estamos viendo en nuestras calles por la campaña de exterminio que está teniendo lugar contra el sur del país?".

   El Zaidísimo, una vez más, ha actuado como movimiento unificador. "Hay que recordar que los huthis siempre han sido un grupo religioso chií", puntualiza a Reuters el profesor de Historia de la Universidad de Adén, Mahmud al Salmi, quien describe dos fenómenos íntimamente conectados y retroalimentados entre sí: Islam y secesión.

  "El sur entero del país es suní, así que los religiosos apoyan cada vez más la idea de una separación del país para evitar vivir de nuevo bajo un estado gobernado por chiíes", apunta Al Salmi.

FACTOR TERRORISTA

   A los movimientos secesionistas del sur del país y al ánimo de control de los rebeldes del norte hay que añadir un tercer factor como es la presencia de la organización terrorista suní Al Qaeda, opuesta tanto al Gobierno yemení como a los rebeldes chiíes. Yemen ha sido terreno abonado para que la llamada Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), considerada por los expertos como la rama más letal y mejor organizada de la organización, actúe de manera prácticamente impune.

   La presencia de Al Qaeda incitó a Estados Unidos a lanzar operaciones con aviones no tripulados en suelo yemení. La eficacia de esta ofensiva ha sido más bien dudosa, y las operaciones han sido interrumpidas al inmiscuirse con la operación internacional que lidera Arabia Saudí contra el avance huthi; campaña que se entiende en un marco estratégico mucho más amplio: una lucha de poder internacional entre los saudíes e Irán, la república islámica chií que supuestamente está ayudando a los rebeldes, algo que Teherán niega tajantemente.

   Al Qaeda -- así como Estado Islámico, que ha comenzado a dar indicios de su presencia en el país --, tiene particular interés en las provincias del sur, en particular Hadramut, que alberga la mayoría de las reservas de crudo, y que ahora está gobernada por un consejo de radicales islámicos. Este consejo ahora permite que los milicianos de Al Qaeda se muevan libremente por la principal ciudad de la provincia, Mukalla y organicen campañas de reclutamiento.

   "Se ha convertido en una república islámica", apunta el activista Mohamed Al Sharqui, "donde Al Qaeda actúa con libertad para imponer su distorsionada visión de la ley islámica".

   Así es la situación actual en Yemen. Suníes, zaidíes, Al Qaeda, Arabia Saudí, Irán, Estados Unidos y Estado Islámico se disputan un país de importancia estratégica capital, en el estrecho de Bab al Mandab, que conecta el mar Rojo con el Golfo de Adén, trayecto de gran parte del petróleo marítimo, cuyo tránsito corre serio peligro si los huthis terminan haciéndose con el control de Yemen, un lugar que parece destinado a estar en eterno conflicto y permanentemente deshecho.

Leer más acerca de: