SANTA CRUZ DE TENERIFE, 28 Sep. (EUROPA PRESS) -
La comunidad científica ha descartado una erupción en Tenerife a corto o medio plazo. Sin embargo, los expertos recuerdan lo "relativamente rápido" que pueden evolucionar estos fenómenos: "Todo es cuestión de probabilidades. Teniendo en cuenta las erupciones históricas, la probabilidad de una erupción en la isla puede estar en un 40% en 50 años, y algo menos del 2% en un año, que parece bajo, pero no quiere decir que no pueda ocurrir en un futuro cercano".
Así se expresa en una entrevista con Europa Press Ithaiza Domínguez, director del Instituto Geográfico Nacional en Canarias, quien recuerda durante la conversación la experiencia adquirida en la isla de La Palma con la erupción del volcán 'Tajogaite': "Pasamos de una actividad prácticamente nula a una erupción en una semana. Eso hay que tenerlo en cuenta", ha aseverado.
Sin embargo, Domínguez recalca que lo "bueno" de los procesos eruptivos es que, con anterioridad a su comienzo, dan "avisos" de lo que está por llegar. De este modo, el director regional del IGN ahonda en la variedad y precisión de los sistemas de vigilancia en las islas, que actualmente gozan de una "sensibilidad muy alta y de capacidad". De hecho, en ocasiones se detectan y se comunican a la población pequeños terremotos que se han dado a lugar en la isla de Tenerife y que, en principio, entran dentro de "lo esperable" en un sistema volcánico.
"Lo que, en cambio, no es esperable, y que podría preocuparnos, es una intrusión en la que se generaran cientos de terremotos en muy poco tiempo, que estos sean de magnitud elevada y que viéramos una deformación en el terreno rápida. Todos estos indicadores serían los ingredientes que empezarían a generar una alerta... Y eso, ahora mismo, no lo vemos", explica sobre los avisos de un proceso eruptivo.
Asimismo, los terremotos detectados hasta ahora en la isla de Tenerife, por el momento, no preocupan a la comunidad científica, ya que son pocos, dispersos y de una magnitud muy baja. "Esos terremotos existen y, obviamente, los localizamos y salen publicados. Es nuestro deber. Además, esa información nos sirve también para ir viendo cómo va la evolución del sistema", ha precisado el experto.
Aún así, Domínguez destaca la importancia de estar "preparados", ejemplificando la necesidad de realizar simulacros que evalúen nuestra respuesta ante este tipo de emergencias, como demostró el pueblo de Garachico, en Tenerife, el pasado viernes.
BALANCE DEL SIMULACRO
El Cabildo de Tenerife ensayó el 26 de septiembre su primer simulacro de riesgo volcánico en el municipio de Garachico, una iniciativa incluida en el programa europeo EU-Modex de protección ante las emergencias y que ahora aguarda una futura evaluación. El ejercicio insular implicó a unos 1.000 efectivos de seguridad y emergencias.
El ejercicio de simulación afectó a unas 1877 habitantes en total --si bien se hizo partícipe al conjunto de la isla, informativamente, a través del sistema Es-Alert--, y generó la evacuación de unas 200 personas en la zona de Muelle Viejo del municipio tinerfeño. También se simularon evacuaciones de animales y se recrearon numerosas incidencias para evaluar el sistema.
Preguntado por un primer balance, Domínguez (IGN), inserto en esta prueba a través del comité científico involucrado en el simulacro, ha valorado positivamente los resultados, ya que, si bien los simulacros "a veces, pueden encorsetarse a un cronograma muy estipulado", en este caso, se intentó que no fuera así. "Tratamos de ir hacia lo que sería lo más realista", ha puntualizado.
Una vez concluida la prueba, toca valorar lo visto esta semana. Así, desde este colectivo científico se centrarán en evaluar cómo ha sido la coordinación con las instituciones, y cómo ha sido su comunicación con los efectivos de Protección Civil, tanto en informaciones aportadas como en las demandas trasladadas.
"En esto hemos visto avances. Creo que la comunicación ha sido buena", asevera el científico, que recalca la importancia de "acercar lenguajes científicos", a veces complejos, a Protección Civil con el fin de promover una mejor respuesta en la emergencia. "A veces, necesitan una información más clara y directa, y aunque no siempre se la podemos dar, sí podemos intentar acercarnos. Y este simulacro ha servido para eso, para acercar el comité científico a todos los niveles de alerta de Protección Civil, para que nos entiendan, y nosotros a ellos", ha señalado.
ENSEÑANZAS Y LABORES DE VIGILANCIA
Tras la erupción del volcán en La Palma, Domínguez echa la vista atrás y recuerda todo lo que enseñó, a nivel científico, esta catástrofe natural: "Entre ellas, siempre destaco una, que es que los fenómenos de este tipo pueden ser relativamente rápidos. En 2011, en EL Hierro, fue una evolución de meses antes de la erupción, pero en La Palma hablamos tan solo de una semana", ha dicho.
En ese sentido, se detectó la necesidad de mejorar los sistemas automáticos de vigilancia, labor en la que ya se trabaja a nivel científico.
El Instituto Geográfico Nacional cuenta en Tenerife con 20 profesionales que trabajan en la vigilancia del sistema. Detalla Domínguez que esta labor cuenta, asimismo, con varias técnicas, y que, por lo tanto, la labor no se reduce esencialmente a la detección de terremotos, la más visible a nivel mediático.
"Tenemos una red instrumental de más de 150 estaciones que mandan datos en tiempo real, una red que está por toda Canarias, sobre todo por las islas volcánicamente más activas. Obviamente, luego tenemos los sistemas de alerta, sistemas de análisis de datos, algunos funcionan de forma automática y otros guiados, pero permiten ver el estado actual del sistema volcánico", matiza.
A ello se suman los 'escenarios' y mapas de peligrosidad, con información sobre el momento en el que se produce una erupción o incluso de los peligros que podrían amenazar a determinadas zonas. "Por ejemplo, si hubiera una erupción en x zona, puedes conocer la dirección en la que irían las coladas", ejemplifica Domínguez.
Las labores del IGN se complementan con estudios científicos encaminados a mejorar la vigilancia y entender mejor los volcanes de las islas.
En la actualidad, la institución trabaja en un sistema de medida de deformación del terreno, uno de los principales avisos en un proceso eruptivo. Este operaría con sondeos realizados entre los 30 y 40 metros de profundidad. Expone Domínguez que esta herramienta sería novedosa en Canarias, y se trabaja en su desarrollo para que esté lista para usar a finales de 2025.