Viberti, elNov. (EUROPA PRESS) -
Dice el periodista, y ahora novelista, Jorge Alacid (Logroño, 1962) que Viberti, el personaje que creó para Los Seres Queridos, le acompaña a todas partes. Ahora, andando 'Las Horas Muertas' le ha llevado a una reflexión: "Vivimos en un mundo tan polarizado que lo más revolucionario es ser moderado".
'Las Horas Muertas' nace "del recurrente, y amable, gesto de muchos lectores de 'Los Seres Queridos'" que vieron lo que Alacid tardó en descubrir más que varias editoriales: que Viberti era un personaje que había nacido para quedarse.
"Me puse a darle vueltas a la idea de cómo se comportaría en una dimensión nueva", ha explicado Alacid en una entrevista a Europa Press en la que ha desvelado cómo el "detonante" para esta continuación de Los Seres Queridos fue "pensar cómo les podía ir en los años posteriores" a los personajes del universo de su primera novela.
Ahora, Viberti ya no es un periodista 'de calle', ahora se pone a las órdenes del alcalde como jefe de prensa. Y pasa las horas muertas. "Eso me interesó, ver cómo se adaptaba y cómo me ayudaba a saber cómo era la España de entonces a través de la experiencia del personaje", ha explicado.
Alacid no ha estado "en el lado oscuro", el de los gabinetes de prensa. Pero le interesaba e intrigaba ver al personaje "en esa tesitura de la comunicación institucional" en un momento en el que "los jefes de prensa no sabían muy bien qué tenían que hacer".
Todo estaba naciendo, también la democracia, era "un momento de angustia colectiva, de temor al futuro" y Viberti "se adentra en un terreno desconocido para él como lo era para quienes le acompañaban, los primeros alcaldes de la democracia", porque ésta "venía sin manual de instrucciones, iban aprendiendo por el camino".
Escribiendo 'Las Horas Muertas' Alacid dice que ha aprendido "a tener una mirada más compasiva con quienes nos precedieron en este valle de lágrimas", porque él vivió la transición "siendo un adolescente y todo lo veía mal".
"Lo que hacían esos señores me parecía censurable, aunque también participaba de un espíritu animoso, colectivo de que dejábamos atrás el Franquismo", ha contado.
"Poco después llegó el desencanto, las cosas no eran como nos habían prometido y yo me revelé contra ese artefacto que habían construido unos señores mayores (la democracia, los derechos y libertades); me parecía extravagante, pero ahora lo valoro", ha añadido.
En ese momento, "la ultraderecha estaba ahí porque era el régimen del que veníamos" y lo hacía "con manifestaciones violentas"; pero "cuando se fue a votar lo que salió estaba en las antípodas" de estas manifestaciones.
"Había un deseo colectivo de abandonar esos discursos radicales que representaban una España de la que nos queríamos alejar". Pero, "curiosamente ese mensaje ha reaparecido" y "el consenso es una virtud que parece que está en entredicho".
Entonces "triunfó la moderación" y Alacid, auque comparte las palabras de Eduardo Mendoza cuando recogió el Princesa de Asturias de las Letras ("No me gusta el mundo tal como lo veo"), se confiesa optimista: "Yo aspiro a que, a corto plazo, triunfe también entre nosotros la concordia, porque al final la sociedad es un encuentro entre dispares".
Alacid comparte con Viberti profesión y la curiosidad. "Pero él tiene una veta más fría, mas desapegada de la realidad; se toma las cosas con distancia, procura que lo que sucede a su alrededor no le dañe como hizo en el pasado y yo tengo una veta más romántica, creo que lo mejor siempre está por llegar y no me reconozco en él", ha indicado.
Sí lo considera una persona con la que se tomaría unos vinos y acabaría cantando boleros. Tal vez podrían hablar de cómo está el periodismo. "El periodismo que se hace ahora es superior al de antes en muchas cosas, pero le falta pisar más la calle", ha considerado.
Para Alacid, "hay algo de ese modo de hacer periodismo a una velocidad más pausada que hemos perdido y que estamos a tiempo de recuperar". Y tal vez tengan "alguna culpa los gabinetes", como los de Viberti, aunque Alacid repele hacer algo que nos sea "echarse la culpa a uno mismo".
Viberti está en Alacid, le habla y éste, a veces, se pregunta qué haría su personaje. Así que hay periodista para rato.
'LAS HORAS MUERTAS'
España. Finales de la década de los setenta del siglo XX. Viberti -aquel periodista de raza que nos cautivó en Los seres queridos-, dejándose llevar por la corriente, cambia la dirección de un periódico de provincias por la dirección del gabinete de prensa del alcalde de la ciudad.
Un cambio que poco a poco le arrastrará hacia el lado más oscuro de la vida y de sí mismo.
Y pronto, como sin quererlo y quizá para esquivar el tedio, encontrará una apasionante actividad: la búsqueda de desaparecidos.
Este es el arranque de Las Horas Muertas, una novela que comienza allí donde termina Los seres queridos, aunque son historias completamente independientes.