LOGROÑO, 16 (EUROPA PRESS)
El poder adquisitivo del consumidor se hunde: los problemas financieros del país se están convirtiendo en una soga que aprieta con fuerza su cuello. Y lo que es peor, parece que la situación no mejorará a corto plazo; suben los precios de los servicios básicos como la luz o el transporte; se disparan los impuestos y las tasas (muy por encima de la inflación) y un largo etcétera. Por más números que hagan las familias, hacer frente a los gastos es cada vez más difícil. Aun así, la alimentación con crisis o sin ella, sigue siendo una de las prioridades del presupuesto familiar.
En cifras, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el gasto medio por hogar fue en 2011 de 29.482 euros, un 3,5 por ciento menos que en 2006. De ese presupuesto medio, los productos alimenticios y las bebidas no alcohólicas suponen un 14 por ciento, la segunda partida más importante solo por detrás de vivienda, agua, electricidad y combustibles.
EROSKI CONSUMER ha querido investigar a fondo cuánto gastan las familias españolas en alimentación y cómo ha evolucionado ese gasto desde 2006. Para ello, se han utilizado microdatos del INE que aportan información sobre 70 categorías de productos alimenticios.
Este análisis en profundidad se realizó en 17 comunidades autónomas: Andalucía, Aragón, Principado de Asturias, Islas Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Comunidad de Madrid, Región de Murcia, Comunidad Foral de Navarra, País Vasco y La Rioja.
En La Rioja, la comida y la bebida son necesidades básicas por las que cada hogar realiza un desembolso medio de 4.346 euros, similar a la media del estudio (cerca de 4.361 euros), un 12 por ciento menos que el del País Vasco (la comunidad con el resultado más alto del informe: 4.957 euros) y un 17 por ciento más que el gasto medio por hogar de Extremadura (la comunidad con la cifra media más baja del análisis: 3.718 euros).
Entre 2006 y 2011, el presupuesto medio de los hogares riojanos se incrementó cerca de un 3 por ciento, de las pocas comunidades del estudio donde se dio esta tendencia (junto con Aragón, Galicia y País Vasco). También el IPC creció en ese periodo en La Rioja un 10,2 por ciento en los alimentos y las bebidas no alcohólicas y un 54,6 por ciento en bebidas alcohólicas y tabaco.
Con todo, en esos cinco años, esa inversión familiar media en La Rioja ha fluctuado de forma muy diversa. En 2007, aumentó casi un 2 por ciento, una evolución positiva que continuó al año siguiente (creció otro 2 por ciento). Ya en 2009, cambió la tendencia y se produjo una bajada de más del 1 por ciento. En 2010, volvió a aumentar la inversión familiar casi un 2 por ciento y el año siguiente, un 3 por ciento.
PRODUCTO ESTRELLA: LA CARNE
La carne (charcutería, carne de ave, bovino, porcino, despojos, casquería, etc.) es el producto en el que más invirtieron las familias riojanas, al igual que el resto de comunidades estudiadas. En concreto, este alimento concentra el 24 por ciento del presupuesto destinado a la alimentación. Le siguen el pan y los cereales, el pescado; la leche, el queso y los huevos; las frutas y las hortalizas (incluyendo patatas y otros tubérculos): suponen entre un 15 y un 9 por ciento.
Alrededor de un 4 por ciento del presupuesto total de las familias riojanas se destina al azúcar, confituras, miel, chocolate, confitería y helados. El resto de categorías de productos se destina menos de esa proporción.
Con estas proporciones, queda claro lo diferente que en muchos casos son la teoría de la práctica: las recomendaciones dietéticas pasan por comer a diario verduras, frutas y hortalizas, dar prioridad al pescado frente a la carne o el consumo ocasional de queso y también de algunos tipos de carne. Pero todo ello no se refleja como debiera en el ranking de productos en los que más gastamos.
Con todo, las familias riojanas realizan un gasto superior al global del análisis en pan y cereales, carne, pescado y vinos. Por el contrario, hacen un gasto inferior en leche, queso y huevos; aceites y grasas, frutas, hortalizas; azúcar, confituras, miel, chocolate, confitería y helados; salsas y condimentos, sal, especias y hierbas culinarias; sopas, preparados para postres y levadura; alimentos para bebé y productos dietéticos; café, té y cacao; aguas minerales, bebidas refrescantes y zumos; espirituosos y licores, y cervezas.
AUMENTA LA INVERSIÓN EN VINOS Y CERVEZAS
En cinco años, el carro de la compra de las familias riojana ha variado. Destaca sobremanera la evolución negativa que ha tenido la inversión familiar en aceites y las grasas (un 46 por ciento), mientras que en vinos ha crecido un 74 por ciento en el mismo periodo, en cervezas un 51 por ciento, en café, té y cacao (un 38 por ciento), en el azúcar, confituras, miel, chocolate, confitería y helados (un 32 por ciento), y en salsas y condimentos, sal, especias y hierbas culinarias (31 por ciento).