Una publicación repasa los más de cien años de historia de La Gota de Leche y su vinculación con la juventud

Europa Press La Rioja
Actualizado: martes, 3 febrero 2009 14:22

LOGROÑO 3 Feb. (EUROPA PRESS) -

Muchas son las experiencias que se acumulan en el interior de La Gota de Leche, las dependencias municipales que se inauguraron en Logroño en 1901 como laboratorio químico.

Cuatro cuatro años más tarde cambiaron su uso y, bajo su denominación actual, comenzaron a ofrecer alimento y asistencia sanitaria a los niños más desfavorecidos de la ciudad. El índice de mortalidad infantil a comienzos del siglo pasado superaba la tasa del 40%.

'Un siglo de La Gota de Leche' es el título de la obra colectiva de Mª Inmaculada Cerrillo, Javier Iruzubieta y Roberto Fandiño pesentada hoy en el Ayuntamiento de Logroño en un acto que ha contado con la presencia del concejal de Cultura, Carlos Navajas, y el director general de Cultura, Javier García Turza.

Esta publicación supone el número 44 en la colección 'Logroño' y surge como fruto de la colaboración entre el propio Consistorio y el Instituto de Estudios Riojanos (IER). Se estructura en tres apartados, dedicados a la historia del edificio diseñado por el arquitecto Luis Barrón; a los distintos usos que ha soportado, así como, por último, al estudio de los jóvenes, principales beneficiarios de estas instalaciones.

De hecho, La Gota de Leche es desde 2004 un espacio cultural dirigido principalmente a los más jóvenes.

PRÓLOGO

El director académico del IER, José Miguel Delgado, ha prologado esta obra que "logra introducir nuestra realidad más cercana y cotidiana, en este caso la de Logroño, en la Historia misma con mayúscula", según sostiene en sus propias páginas.

Iruzubieta insistió durante su intervención que la labor desempeñada en La Gota de Leche contribuyó a la reducción de los índices de mortandad entre los más pequeños. Estos índices afectaban al 40% de la población infantil a finales del siglo XIX y disminuyeron al 20% en la década de los veinte.

En un ejercicio de imaginación, Fandiño, confió en que el edificio siga atendiendo a las necesidades de los más jóvenes dentro de otros cien años.

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