MADRID, 31 Mar. (EUROPA PRESS) -
Borney Francisco D.A., acusado de asesinar a uno de sus captores en diciembre de 2005, admitió hoy en el juicio que comenzó en la Audiencia Provincial de Madrid que apuñaló a su secuestrador para salvar su vida y la de su esposa. "No sé si le acuchillé una o 20 veces. Quería quitarme al tipo de encima. Estaba como en otro mundo", reconoció.
El relato va más allá de que una víctima de un secuestro se convierta en el asesino de su captor. El protagonista de esta historia rocambolesca aseguró en la vista oral que era agente encubierto de la Agencia Antidroga de EEUU (DEA) y que, una vez encarcelado, seguía "trabajando para ellos". La tesis de los abogados de los captores sostiene que Borney propuso a sus captores hacer un negocio de tráfico de drogas. "Algo salió mal" y acabó en un crimen.
Sobre Borney pesa una condena por tráfico de drogas que se le impuso en Francia. Sin embargo, nunca llegó a cumplir su pena. Los letrados sospechan que su relación con la Agencia Antidroga le mereció un "trato de favor" en Francia para eludir la prisión. Lo inusual del caso es que durante su encarcelamiento por el asesinato de su secuestrador varios policías nacionales y agentes de la DEA le visitaron, según constan en el diario de visitas. No obstante, la Guardia Civil llevó a cabo la detención y no la Policía Nacional
Borney se enfrenta a una petición fiscal de 12 años de prisión por un delito de homicidio y otro de lesiones. A los abogados les llama la atención que no se le acuse de asesinato, teniendo en cuenta que asestó ocho puñaladas a su víctima.
"La legítima defensa es proporcional. Ocho puñaladas son ensañamiento. Esto hace pensar que tiene un trato favorable", subrayó a los periodistas el abogado Jacobo Teijelo, que defiende a dos de los secuestradores. La fiscal solicita para ellos 10 años de cárcel por secuestro y lesiones.
"CARROS DE LUJO"
En su declaración, la víctima del secuestro relató que el 8 de diciembre de 2005 llegó a Barcelona procedente de Perú para pasar unos días con su esposa, Jaklyn Nelly A.D. En el aeropuerto, llamó a otro de los encausado, Luis Alberto E., "El Viejo", a quien conocía de Perú. "Nos invitaron a Madrid y nos ofrecieron alojamiento en unos apartamentos", apuntó.
El 12 de diciembre, 'El Viejo' y un amigo de éste, Francisco Miguel I.C. invitaron a la pareja a comer en "a un buen restaurante" de Chinchón. En su regreso a Madrid, se desviaron hacia una finca en el paraje de Valdemonjas con la excusa de "ver unos caballos".
"Cuando llegamos vi a cuatro individuos encapuchados que llevaban armas. Me dijeron que tenía que darles 2 millones de dólares. Pensaban que tenía dinero porque mi padre trabajaba en Colombia con carros de lujo", contó Borney.
Según su relato, pasaron un día en la finca, y después fueron trasladados a San Martín de la Vega, donde se instalaron en un chalé. Al cabo de los días, Jaklyn escuchó a uno de los secuestradores planear el asesinato de su marido. Entonces, la pareja urdió un plan para huir, que finalmente fracasó. En una visita al supermercado, la mujer dejó una nota en el cajero: "Por favor, ayúdenos, me tienen a mí y a mi esposo secuestrado, por favor. La Rioja, casa 65". Pero nadie llegó a leerla.
El secuestro llegó a su fin el 20 de diciembre. Ese día, los secuestradores se encontraba en la cocina y Borney se ofreció a echar "unas papas" a una sartén. Cuando el aceite estaba caliente, el procesado agarró la sartén y arrojó el aceite hirviendo a sus captores.
"Pensé que correrían. Pero Carlos Mario se me echó encima con un cuchillo. Y cogí otro para defenderme. Si fuera un homicida, le habría dado una puñalada. Pero quería quitármelo de encima. Nunca pensé que saldría vivo. quería salvar a mi esposa", manifestó.
Borney acuchilló a Carlos Mario hasta en ocho ocasiones, alcanzándole la región torácica, el ombligo y la axila y el brazo y la mano izquierdos, provocándole la muerte.
Por su parte, Francisco Miguel narró una historia totalmente diferente. Según él, recogieron a Borney y a su esposa por orden de Carlos Mario. En el camino a Madrid, la pareja les dijo que no tenían dinero. En un primer momento se alojaron en los apartamentos de la calle Alcalá y, como no lo iban a pagar, se fueron a la finca de Chinchón.
En ese lugar hacía demasiado frio y se trasladaron al chalé de San Martín de Valdeiglesias. Allí se encontraron al resto de los acusados, quienes se disponían a pintar la casa. Francisco Miguel aseguró que el asesinato se produjo en medio de una pelea.