Una anciana víctima de una estafa: "Tiraba a mi hermana de la cama para que se matara. Era muy mala"

Audiencia de Madrid
EUROPA PRESS
Actualizado: jueves, 10 noviembre 2011 15:37

La procesaba desviada elevadas cantidades de dinero a Colombia de la cuenta bancaria de las estafadas

MADRID, 10 Nov. (EUROPA PRESS) -

Una anciana víctima de una supuesta estafa ha relatado al tribunal que ha juzgado los hechos el desprecio con el que su cuidadora y la de su hermana las trataba tras ser contratada para sus cuidados en episodios como llegar a tirar a su hermana de la cama para que se matara.

Ana F.G., de nacionalidad se ha sentado en el banquillo de los acusados por un delito continuado de estafa y otro contra la integridad moral. La Fiscalía de Madrid pide una pena de siete años de prisión.

En su declaración, la procesada ha negado los cargos que se le imputan y ha asegurado que siempre trató bien a las hermanas, una de ellas ya fallecida. Además, ha indicado que el dinero que mandaba a Colombia provenía de su sueldo y el de su pareja.

Sin embargo, la víctima ha recalcado que la acusada "era muy mala", ya que las trataba con desprecio. "Tiraba a mi hermana de la cama para que se matara. La pobre no se podía ni mover", ha contado.

Además, ha narrado que recibió una llamada del banco en el que el director de la sucursal le advirtió de que la procesada estaba desviando importantes sumas de dinero a Colombia. También la ha acusado de llevarse todas las joyas que poseían.

RELATO DEL FISCAL

Según el fiscal, la acusada fue contratada como empleada interna del hogar el día 1 de julio de 2005 por dos hermanas nacidas en 1923 y 1922.

Además, se daba la circunstancia de que una de ellas se encontraba afectada de una enfermedad degenerativa medular que le impedía la movilidad, por lo que se encontraba postrada en una cama. Las víctimas vivían en una casa de renta antigua de la calle Goya y por cuyo alquiler pagaban 500 euros mensuales.

Las dos ancianas disponían de una holgada situación económica, disponiendo de varias cuentas bancarias en diferentes entidades, así como diferentes fondos de inversión. Además, tenían contratada una caja de seguridad en la que guardaban joyas y otros efectos de alto valor.

En conjunto, entre las cuentas, las joyas y los fondos, las dos mujeres disponían de una cantidad de 242.731,17 euros cuando la procesada empezó a prestarles sus servicios.

Ana F.G. inició una estrategia para ganarse la confianza de las dos ancianas, haciéndose imprescindible para el normal desenvolvimiento de la vida cotidiana de las mismas, para después comenzar a entorpecer la relación que ambas tenían con su familia. Paralelamente, comenzó a acompañar a una de las hermanas a las entidades bancarias en las que ella misma empezó a realizar operaciones.

La procesada logró inesperadamente que las dos mujeres abandonaran el domicilio en que habían vivido durante años a cambio de 36.000 euros en concepto de indemnización.

Con fecha de 1 de julio de 2006, una de las ancianas suscribió un nuevo contrato de alquiler de una vivienda situada muy próxima a la anterior, pero cuya cuota de arrendamiento ascendía a 1.500 euros. Al nuevo domicilio se trasladaron las dos hermanas, la procesada y sus dos hijos.

Al transcurrir del tiempo, se fue produciendo un paulatino empeoramiento de la vida de las ancianas y el servicio de la procesada y su hija, quien también había sido contratada por las mujeres, empezó a ser deficiente. De tal manera que tanto la vivienda, como las propias mujeres, adolecían de la correcta limpieza.

Poco después, Ana logró convencer de nuevo a las hermanas para que se trasladaran a una nueva vivienda que les hizo creer, bajo engaño, que era de su propiedad. El nuevo domicilio tenía tan sólo 60 metros cuadrados y carecía de calefacción y las comodidades y condiciones de habitabilidad y salubridad de las anteriores casas. La procesada eligió esa vivienda en la calle Adanero ya que su compañero sentimental vivía en las proximidades.

La procesada controlaba de manera íntegra la vida de las perjudicadas, llegando una de ellas a autorizarla en una de la cuentas bancarias. Así se produjo un importante número de operaciones de retirada de fondos que iban a parar en metálico a la procesada.

Además, llegó a convencerlas de que las hermanas recibieran ingresos de diversos familiares mediante transferencias internacionales. Haciendo uso de estas artimañas, Ana llegó a apoderarse de, por lo menos, 239.754,53 euros, todo ello al margen de los salarios recibidos, así como del destino final de los muebles y las joyas de las ancianas, cuyo paradero se desconoce.

El día 28 de noviembre de 2009 se produjo un incendio en la citada vivienda, falleciendo como consecuencia una de las ancianas. La acusada se encuentra privada de libertad por la presente causa desde el día 26 de julio de 2010.